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17.6.17

FASHION COOLHUNTING: 10 AÑOS


IMAGE::INEZ VAN LAMSWEERDE & VINOODH MATADIN::


Un día como hoy, hace diez años atrás, subía el primer artículo de este blog: “Fashion Coolhunting”. Y no fue menor. El año 2007 internet era aún tímida, no existía Facebook, no existía Twitter, no existía Instagram… no existía en nuestra lengua castellana ningún blog de moda, ni nada que se le pareciese. Sólo existían los blogs de Garance Doré y Diane Pernet en francés, y el Sartorialist del británico Scott Schumann. Fashion Coolhunting fue el primero, así de simple. Así de grande. Así de extraño. El título del blog irrumpió también en un momento donde aún no se acuñaba el término Coolhunting, que era mi ocupación previa pero nadie sabía cómo llamarlo exactamente. Tras él, nacerían hasta carreras universitarias, programas de Masters, cursos de especialización y cientos de profesionales. Aquello, obviamente, significó un antes y un después en mi carrera. Sin siquiera imaginarlo, Fashion Coolhunting daría el puntapié inicial a uno de los fenómenos más significativos que cambiaría para siempre al mundo de la moda, y de paso, mi propio mundo personal. De eso ha pasado una década, y no me alcanzaría el tiempo ni la paciencia para contabilizar los cientos de miles que existen hoy, en cada rincón del mundo, de forma casi explosiva.

Desde el primer artículo, la premisa era clara: se trataría a la moda de una forma seria, documentada, clara y precisa. Fashion Coolhunting estaría dedicada exclusivamente a la gente de esta industria: editores, periodistas, industriales, diseñadores, estilistas y fotógrafos. No fue jamás pensado como algo masivo. El diseño de moda sería visto desde una perspectiva industrial y su relación analítica con el mundo del arte y también sus transformaciones sociales. Nacido como un experimento, gracias al rápido desarrollo de internet y el nacimiento de las redes sociales, el blog llegaría a tener más de dos millones de lectores en toda Iberoamérica, saldrían dos libros de idéntico título y quien les escribe, desfilaría por una incontable suma de revistas de moda y tendencias en cinco idiomas, universidades, seminarios y congresos en infinidad de locaciones. Llegaría a ser hasta tema de tesis universitarias. De aquel primer artículo, las cosas han cambiado, y mucho.

Este blog pretendió durante toda su historia ser una crónica ajustada a la realidad, donde han desfilado millares de nombres, marcas, fechas y lugares, que vio nacer (y también morir) decenas de marcas y diseñadores, personalidades y estrellas. Durante diez años, ha tenido la sabiduría y fortaleza de rechazar toda clase de ofertas publicitarias a fin de mantener su independencia comunicativa y no provocar ninguna clase de conflictos de intereses, que era la función de los blogs frente a la omnipresencia de la prensa en su época. También, pese a centeneras de recomendaciones de alojarlo en un sitio propio, modernizar su diseño o dividirlo en distintas áreas, durante estos diez años, me he negado por razones muy concretas. En primer lugar, la decisión de mantenerlo en la plataforma Blogspot lo ha convertido en un blog de culto, permitiéndole a cada lector, durante una década, saber dónde encontrarlo y también el contenido con que se va a encontrar. En segundo lugar, su diseño ha permanecido idéntico, con modificaciones mínimas. Cuando fue creado Fashion Coolhunting, se hizo siguiendo un protocolo de estricta limpieza visual, donde lo que prevaleciese fuera tanto el texto como imágenes poderosas que lo acompañaran. Cada artículo sería acompañado de solo una imagen, y esa imagen debería cumplir a cabalidad su cometido: hablar junto con el texto, como una pareja de amantes. Este artículo va acompañado de una imagen de la modelo británica Kate Moss, una de las primeras estrellas de la industria que conocí. Cuando le conté del blog me dijo “Me encanta, pero solo te daré tres consejos para que sea un gran blog: No te creas nada, no te creas nada y no te creas nada”. Y así comenzó. En cada artículo, el lector debería zambullirse en un espacio de tiempo propio, solo suyo, solo nuestro, preguntándonos por todo. El tiempo le ha dado la razón: fue su secreto propio para seguir vigente.


Hoy cumple su primera década, reafirmando su compromiso con la comunicación, con sus lectores y por pelear su propia intimidad a modo de refugio. Como decía el querido Scott (Schuman) a Elisabet Sans en una reciente entrevista en el diario El País: “A los que empezamos con los blogs nos preocupaba la moda, teníamos algo más de integridad porque no sabíamos si iba a ser rentable”. Y así fue. Y sigue siendo así. De agradecimientos, miles. Agradecimiento a cientos de personas y profesionales que se involucraron con cada uno de los contenidos, con sus anotaciones, sus entrevistas, sus recomendaciones… agradecimientos a una legión de diseñadores que abrieron los backstages de sus desfiles y también sus talleres y casas en España, en Francia, en Inglaterra, en Italia, Estados Unidos y otros cuantos más. Agradecimientos a los centenares de fotógrafos que han cedido sus imágenes con la mejor de las disposiciones, todas maravillosas, siempre, sin cobrar un céntimo. Y por supuesto, agradecimiento a los más de dos millones de lectores, siempre presentes, a sus cartas, correos y mensajes que durante diez años han sido como sangre en las venas para el proyecto más querido de todos, donde nació todo y no solo para quien les escribe, sino para muchos otros también. Espero, sinceramente, cumplir una segunda década, si el tiempo y la pasión lo permiten, por supuesto, junto a todos Ustedes… y sin creernos nada. No tengo palabras para agradecerles. Simplemente, ¡Muchísimas Gracias!



ALEX CEBALL

Director in Chief
THE ALEX CEBALL STUDIO_WORLDWIDE_




11.6.17

MODA FUTURISTA

IMAGE::MS IRIS VAN HERPEN © AMSTERDAM::


El pasado jueves 2 de Junio, la comunidad internacional en su totalidad observaba pasmada cómo Donald Trump, el nuevo presidente de los Estados Unidos, anunciaba que su país abandonaba el Acuerdo de París. Sellado hace dos años atrás por más de doscientos países, dicho acuerdo establecía un calendario de reducción de las emisiones para paliar los efectos del cambio climático. Estados Unidos, el segundo mayor emisor de gases contaminantes del mundo, se iba sin dar mayores explicaciones, dando la espalda a la ciencia y a uno de los más grandes desafíos de la humanidad para su propia supervivencia.

El anuncio resultó ciertamente perturbador, una fractura que debe hacernos reflexionar cómo afrontar el futuro, y cómo debemos construirlo. A finales de febrero pasado, la NASA anunciaba también un descubrimiento que cambiaría para siempre nuestras perspectivas de futuro: un sistema solar de siete planetas similares a la tierra, cuya temperatura permitiría, en principio, tener agua líquida en tres de ellos. Los proyectos para una probable vida fuera de nuestro planeta se desarrollan a toda marcha, como así también para la extracción de los recursos naturales de estos mundos a 39 años luz del nuestro.

Las conversaciones entre millones de personas, hoy, giran a estos temas, y cómo nos adaptaremos a algo que hace unos pocos años veíamos como imposible pero que ahora toca a nuestras puertas. ¿Pero qué sucede con la moda? Pasearse por cualquier calle o centro comercial es marearse hasta el vómito con cientos de millones de prendas de vestir (que de futurista no tienen nada) en el conocido “fast-fashion” o moda desechable, y es preocupante. La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta tras la del petróleo, y en esto ya han corrido ríos de tinta, pero dado su cada vez mayor éxito, parece no ser suficiente. Las condiciones en que se produce ropa, la lenta descomposición de las prendas (que puede tardar siglos), la altísima producción de residuos y químicos, son datos duros que cortan la respiración. Según la Environmental Justice Foundation, para fabricar un solo par de jeans se necesita un kilo de algodón y entre 10 000 y 17 000 litros de agua. El 2.6% del consumo mundial del agua está destinado a los cultivos de algodón, y de él, el 80% de su consumo proviene de la India y Uzbekistán. Por su parte, los tintes utilizados por la industria textil implican 200 toneladas de agua por una tonelada de tejido. Por supuesto, este uso indiscriminado de un recurso natural que en algunos países como India o de gran parte del continente Africano (sin contar a Europa), son a estas alturas un bien de lujo, provocan miles de muertes cada año por falta de agua potable suficiente para su población, además de tornar los océanos más ácidos y reducir la biodiversidad y el número de bosques. El tema ya no puede ser tomado a la ligera.

Estados Unidos de América, el mismo país que acaba de basurear el acuerdo de París contra el cambio climático, desecha cada año más de 12 millones de toneladas de ropa que no ha sido usada ni seis veces por una misma persona. En la producción de poliéster, la fibra más usada por la industria textil, cada año se utilizan 70 millones de barriles de petróleo, que tardará más de doscientos años en descomponerse. Asimismo, la producción de rayón o lyocell implican 70 millones de árboles anuales talados para la extracción de su celulosa. Por su parte, el algodón utiliza en su cultivo el 24% de todos los insecticidas y 11% de todos los pesticidas del mundo, que ya podrá imaginar Usted, en un simple ejercicio mental, de qué forma afecta la tierra y el agua.

Si la moda es la segunda industria más perjudicial para nuestro planeta, imagínense la responsabilidad que tiene entonces cualquier persona que esté directa o indirectamente relacionada con ella: empresarios, diseñadores, hasta modelos y el ejército de bloggers y “fashionistas” que se multiplican como la peste medieval a un ritmo obsceno. Esa responsabilidad fue la que impulsó al belga Bruno Pieters a crear Honest By., una marca 100% responsable en cada uno de los procesos de una prenda de vestir, desde su diseño hasta el último eslabón de su manufactura.

Una de las premisas para el presente y futuro de la moda es claramente transformar sus procesos productivos para asegurar la protección de nuestro medio ambiente, y de paso quitarse de encima tan pésima fama. En esa vía un ejército de ingenieros e investigadores trabajan también a toda marcha en los cincos puntos del planeta. Transformar la maquinaria y los procesos a fin de reducir la emisión de gases de efecto invernadero han sido, casi sin quererlo, el puntapié inicial para lo que será la moda: la entrada al futurismo como en la mejor película de ciencia ficción, lo que quizá alguna vez soñaron Pierre Cardin o André Courréges mientras diseñaban mirando hacia el cielo, a otros mundos.

¿Cómo será la moda del futuro? Ya podemos esbozar algunas líneas tras ver el trabajo de investigación de algunas diseñadoras pioneras, como es el caso de la holandesa Iris Van Herpen. Formada en los talleres del desaparecido Alexander McQueen y obsesionada con la ciencia, Van Herpen es pionera en la utilización de las técnicas de impresión en 3D. Algunas de sus piezas están formadas hasta por 5 000 piezas impresas y ensambladas, mezclando técnicas tradicionales de la alta costura con igual de alta tecnología. Su estudio parece más bien un laboratorio repleto de máquinas de última ingeniería, que produce colaborando con artistas, científicos y arquitectos. Si lo de Van Herpen es la impresión 3D, lo de la diseñadora y microbióloga alemana Anke Domaske es la leche. Domaske compra leche que ha sido descartada para el consumo humano y con tecnología de punta la transforma en una fibra similar a la seda, natural, fácil de producir, ecológica y antialérgica. Con Bremen como centro de operaciones, su equipo seca la caseína de la leche, es decir, los sólidos blancos que se acumulan sobre la lecha agria hasta formar una suerte de harina, que luego es mezclada con agua y amasada. Con algo más de 6 litros de leche descompuesta ya puede producir un vestido. Tras dos años de ensayo, la alemana logró perfeccionar el textil, que ya ofrece a distintas industrias, desde la médica hasta la automotriz. La situación antialérgica de sus tejidos se da gracias a que la acidez de la leche es cercano al pH de la piel humana.


Otra de las mujeres que ha logrado un avance sustancial para la moda del futuro es la también holandesa Pauline Van Dongen, a través de paneles solares ultra flexibles integrados a las telas. Junto a la marca Blue Loop Originals, ha logrado crear cortavientos que pueden generar energía solar para recargar artículos como teléfonos móviles, además de ser durables y resistentes al agua. La diseñadora ha logrado integrar tres paneles solares a las prendas en su proceso de costura, que acumulan energía en una batería ligera incorporada al forro de las chaquetas. Sin embargo, ha sido un equipo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) quienes han logrado uno de los mayores avances para la moda del futuro. Se trata de un tejido que funciona a modo de una segunda piel. Se trata de un tipo de tela de alto rendimiento que combina la investigación de materiales con el diseño textil a fin de crear ropa óptima y adecuada a las condiciones ambientales para, por ejemplo, deportistas de élite. Inspirada en la naturaleza y usando la biología como interfaz, la materia prima puede cultivarse en lugar de fabricarse. Liderado por Lining Yao, el equipo descubrió un nuevo comportamiento de la bacteria Bacillus subtilis natto, un microorganismo que habitualmente se encuentra en el suelo y que se utiliza para la producción comercial de natto, un condimento japonés de textura pegajosa. Esta bacteria tiene la capacidad de expandir y contraer las células dependiendo de la humedad atmosférica, por lo que han pensado en incorporarla al vestuario para fines de ventilación. Utilizando un sistema de bioimpresión, han logrado crear una biopiel sintética que reacciona al calor y al sudor del cuerpo, generando aberturas para liberar el calor. Este sistema permite que el sudor se evapore y se enfríe el cuerpo humano mediante un flujo de material orgánico, regulando la temperatura corporal. Ejemplos como este, hacen volar la imaginación y pensar las infinitas posibilidades que tendremos en un futuro que ya está aquí, entre nosotros. El futuro de la moda será ropa inteligente, una revolución biotecnológica que no ha hecho más que empezar. 


13.5.17

EL ARTE DE ILUSTRAR


IMAGE::THE ALEX CEBALL STUDIO © WORLDWIDE::


Detenido hace meses en mi oficio de ilustrador (por dedicarle tiempo a dos nuevos proyectos empresariales), ha provocado últimamente un hueco tremendo en mi vida… como cuando un ser querido, o la persona que amas con todo el corazón, se va lejos y no quiere saber nada de ti. ¿Ha sentido alguna vez esa sensación de abandono? Es una cosa tremenda. Y no se trata de que la inspiración se haya ido (que también suele pasar a menudo), sino todo lo contrario. La inspiración persiste, sigue ahí, inalterable. Simplemente, la canalizas en otra cosa, en otro mundo, aunque aquella sensación de abandono persiste, probablemente, por saber que estás traicionando tu verdadera vocación, que también ocurre más a menudo de lo que uno se piensa, lo vemos a diario.

Se trata de una decisión que es difícil, pero necesaria cuando miras a la izquierda y luego miras a la derecha, luego al frente y caes en la cuenta de que simplemente, a la gente no le interesa. Decidí tomar esa opción debido a la falta de interés de empresas de diversa índole (desde la editorial hasta el retail), lamentablemente, por pagar. Es increíble la sensación que provoca escuchar a diario a gente que alaba tu carrera, que alaba tu ilustración, tu trabajo, que te ofrece proyectos, un verdadero subidón al ego. Y sobre eso, el ego, uno ya sabe. Y uno ya sabe de eso, del ego, cuando llevas quince años de carrera, con las subidas y bajadas que conlleva (como todo en realidad), luchando en diferentes frentes donde aprendes a llevarlo más o menos bien y salir ileso. Cualquiera que lleve ese tiempo (o más) en la industria de la moda, lo sabe perfectamente… qué le puedo decir. Con los años uno aprende a salir airoso de los temas. Pero, ¿qué pasa cuando luego de quince años de carrera, los gerentes de las empresas siguen maravillándose con tu trabajo (siendo tremendamente perceptivo cómo abren los ojos de par en par a medida que observan las carpetas con sumo cuidado, pasando pieza por pieza, y viendo cómo se les dibuja una sonrisa discreta en la cara, perdidos en sus propios sueños al ver cada obra) pero a la hora de cerrar los encargos divagan, se ven incómodos o te dicen directamente que tus tarifas son altas, o que directamente pueden publicarte pero no pagarte?... qué haces… sonreír educadamente, cerrar carpetas y dejar la reunión hasta ahí. O bien negociar.

El pasado 12 de Mayo, el diario “El País” publicaba una carta dirigida a su director por parte de un lector, Arnau Ramos Planas. Su misiva, en medio de mi paro vocacional, fue capital. En ella, Ramos Planas le decía “Los ilustradores se han ido formando durante años, son licenciados en Bellas Artes y muchos de ellos tienes másteres de especialización. Aun así, los trabajos creativos continúan estando poco valorados y la mayoría de ellos no pueden vivir de la ilustración. Las horas dedicadas a pensar una idea, desarrollarla, hacer pruebas, elegir colores, texturas y formas, y finalmente ilustrarla, comportan una larga jornada”. Ramos Planas tenía razón. Me paré silenciosamente de mi escritorio y fui en búsqueda de la edición de abril de la revista chilena “Vanidades” entre mis archivos, donde la periodista Paula Campos había publicado un reportaje sobre mi trabajo, recién, hace un mes atrás. Volví a leer su entrevista. En ella le contaba que un profesor en la universidad me dijo en su momento “Aquí cualquiera puede pintar, pero no cualquiera puede dibujar. El artista de verdad es el que sabe dibujar”. Me lo dijo el artista argentino Ricardo Laham, ex ayudante de Emilio Petorutti, ganador de la beca Guggenheim el mismo año que su compañero chileno Roberto Matta, hoy, ambos, considerados los artistas más importantes en la historia del arte de sus respectivos países. En esa entrevista le contaba también a Campos cómo me pasé casi toda mi época de estudiante dibujando ramas de árboles para entender cómo funcionaba la estructura de los huesos, metido en la escuela de medicina (conteniendo las náuseas), mirando cómo diseccionaban partes de cuerpos humanos reales para saber cómo eran por dentro y entender por qué se ven como se ven por fuera. Lo entendía como el arte de la observación. Fue una educación igual de capital para mí, para el otro oficio, el de periodista, y para mi propia vida y en el cómo me relacionaba con el resto: el aprender a callar, a observar, a analizar y después opinar, y desde ahí, al hacer, a crear. Jamás opinar sin tener el completo y absoluto conocimiento sobre lo que estaba hablando, que es la máxima en el oficio del periodismo. Y desde ahí, tienes la autorización para subir el tono de voz, siempre que haga falta, aunque a veces caigas mal o des la impresión de ser un pedante... y es importante. Principio que en nuestros días, ya lo ve Usted, parece que a todo el mundo se le olvida, o les da lo mismo. Es difícil.

Continuaba Ramos Planas en su carta “Además hay que tener en cuenta el trabajo de autopromoción a través de las redes sociales y la web personal, así como el hecho de tener que ir comprando todo el material necesario. Las empresas, editoriales e incluso la misma sociedad no valoramos bastante los trabajos artísticos en general. Cuando compramos un cuento o una novela a quien se destaca es al autor o a la editorial. Tomemos conciencia y construyamos una sociedad donde se valore la ilustración como se merece”, concluía. ¿Qué opina Usted, sinceramente? La teoría que saco por descarte, es aquella que tiene relación en que los grandes directivos, esos hombres y mujeres que admiro profundamente por su capacidad de multiplicar el dinero, que es otro arte, igualmente valorable y tremendamente importante, simplemente desconocen ese elemento tan fundamental que es la empatía, que proviene de la inteligencia, y que dicta relación con la mayor o menor frecuentación de espacios culturales y a una relación directa con el arte, básico para entablar relaciones de amistad y afecto con las audiencias, traducidas en clientes, y eso también se extiende al mundo de la política, indudablemente. Se trata del punto de inflexión donde se ha perdido la cercanía. No por nada vivimos la época donde ambos, industria y política, excavan los pozos más profundos de la desconfianza y la legitimidad. Y probablemente la ilustración es otra de sus víctimas, como un sinnúmero de áreas, ciertamente.

La ilustración, hoy por hoy, es una de las grandes damas del mundo contemporáneo, sobre todo en el mundo editorial (basta ver esa relación de amor divino y enfermizo de algunas cabeceras como TIME, The New Yorker o The New York Times, donde los estadounidenses, pese al Calígula moderno que hoy se ubica en la Casa Blanca, siguen dando lecciones). Si no terminan por convencerlo los cuatro párrafos anteriores, probablemente lo convenza, estimado lector, lo que una sarta de ilustraciones provocaron el 7 de enero, hace dos años atrás en París… supongo que lo recuerda, donde algunos de mis mejores colegas franceses (junto a otros empleados del semanario “Charlie Hebdo”) fueron acribillados a punta de kalashnikov en sus propias oficinas en París por el extremismo islámico… y ahí la tenía Usted, a toda la gran Francia con un lápiz grafito en la mano en La Bastille (desde ahí para el resto del mundo), y a todos nosotros, los ilustradores, robusteciendo, por mil, los archivos de la historia de la ilustración universal y la democracia, para el bienestar de nuestros propios hijos y nietos... Bastará quizá, solo, que esos grandes ejecutivos, esos grandes artistas de los números que admiro, caigan en la cuenta de ello, y caigan también en lo que significa, verdaderamente, el arte de ilustrar: nada más que La Gran Dama.



9.2.17

MELANIA, EL ENIGMA


Image::ASSOCIATED PRESS © WORLDWIDE::


Desde que el pasado 20 de enero, el excéntrico empresario y figura de televisión Donald Trump asumiera el cargo como nuevo presidente de los Estados Unidos, de Melania, la nueva Primera Dama, no se ha visto ni la sombra, excepto este sábado al acudir junto al mandatario a la cena anual de la Cruz Roja en Palm Beach. Más allá de sus primeras dos semanas de silencio, la figura de Melania Trump es un verdadero misterio incluso para los mismos norteamericanos. Su pasado es confuso, inexacto, como si al llegar a los Estados Unidos hubiese cambiado de identidad-que de hecho hizo- para adaptar su nombre a algo “americano”. Todos sabíamos quién era Michelle Obama, una prestigiosa abogada de Chicago graduada en Princeton y Harvard, madre de dos hijas, que había acompañado a su marido durante veintisiete años en un matrimonio tradicional y había logrado ubicarse entre las 10 mejores abogadas del país. El caso de Melania es diametralmente diferente.


Melanija Knavs (Novo Mesto, Eslovenia, 1970) se ha convertido en la nueva primera dama del país más poderoso del mundo. Hija de un vendedor de automóviles y una obrera textil, Melania Trump no registra estudios formales salvo un año incompleto en la carrera de arquitectura, hecho que no le ha impedido cumplir con el sueño americano de hacer algo grande, pero ¿está realmente preparada para serlo? Las imágenes durante el traspaso de mando de Barack Obama parecen imaginar lo contrario al dejar de manifiesto la tensión de la ex modelo en una posición donde parece jamás haber imaginado. ¿Puede una primera dama aparecer a las dos semanas de serlo, en la portada de “Vanity Fair” haciendo gala de más rabiosa ostentación, simulando comer collares y brazaletes de diamantes como si se tratase de un plato de spaghetti?...

Su debut en la carrera electoral a la casa blanca de su marido partió con polémica. Se le acusó de plagiar el discurso que Michelle Obama pronunció el 2008 mientras Barack Obama realizaba su campaña presidencial. Aún en campaña, Melania dio al periódico “Daily Mail” un plazo de 24 horas para disculparse por la publicación de una noticia que afirmaba que había sido una prostituta de lujo en la década de los 90, antes de conocer al nuevo mandatario que venció a la demócrata Hillary Clinton el pasado 8 de noviembre, exigiendo el pago de 150 millones de dólares por injurias y calumnias. Sonando todo más al guion de una película hollywoodense que a un proceso político, América no ha podido estar más fuera de las reglas tradicionales de la sobriedad política, y de repente tenemos a una Primera Dama que viste minifaldas, muestra pechos de infarto y luce diamantes y ajustados vestidos de fiesta en alfombras rojas. De esa vida de oligarca ruso, Melania Trump parece acorralada dentro de los muros de la casa blanca, donde sus esfuerzos por imitar a Betty Ford o Jackie Kennedy parecen no sentarle bien, parece sentirse incómoda y acartonada sin saber muy bien cómo reaccionar ni qué hacer.

Melania es un enigma, donde muchos se preguntan qué hará una chica que posó desnuda para la revista GQ -en el avión privado del magnate- al frente de las obligaciones de una primera dama. El desconcierto mundial de la elección del republicano que ya ha dictado levantar un muro en la frontera con México y prohibir la entrada de inmigrantes árabes, que dice que el cambio climático es un invento de China y que ha sido acusado por decenas de mujeres de acoso sexual, suma la imagen de esta mujer de 45 años, de pocas palabras y que aún no tiene un secretario social, ni un director de comunicaciones, ni un director de staff como afirma la reportera de la Casa Blanca para la CNN Kate Bennet.


Sin embargo, parece ser que Melania Trump es una mujer inteligente. Domina, aparte del esloveno, los idiomas inglés, serbo-croata, francés, alemán e italiano. De un metro ochenta de estatura y 60 kilos de peso, Knavs conoció a Trump durante una fiesta en 1998 en Nueva York. Se casaron en 2005 y un año después nacía Barron, hijo único de la mediática pareja. Está por verse de qué forma la eslovena se moverá en los pasillos de Washington como la mujer, desde hoy, con más atención pública en el planeta. Hasta que eso ocurra, Melania Trump sigue siendo un enigma. 

23.6.16

ANTONIO LÓPEZ, FUTURE FUNK

Image::MUSEO DEL BARRIO © NEW YORK::

Pocos Ilustradores de moda (muy pocos) han llegado a convertirse en verdadera estrellas globales del mundo de la moda y las tendencias, y Antonio López (1943, Utuado, Puerto Rico) fue uno de ellos. Uno muy importante. Nacido en la isla pero criado en Harlem, López era aún estudiante en el Fashion Institute of Technology de Nueva York cuando John Fairchild, editor en jefe de Women's Wear Daily (WWD) lo tentó para integrarse a sus filas. Su talento salía de lo común. Si bien en los sesenta explotó la fotografía dentro de las publicaciones especializadas, las ilustraciones de López se ganaron la atención de todas las personas influyentes del mundo editorial, desde el New York Times hasta Vogue pasando por Harper's Bazaar o la archi famosa revista de Andy Warhol, Interview.

Su secreto era una inigualable alegría de vivir que cautivó a la más amplia gama de personas y temas, que plasmó en el papel con extraordinaria maestría, Desde transexuales a supermodelos, todos aparecían en la mano de López llenos de glamour. Eso era lo más importante para él, que la gente fuera atractiva, sensual y glamourosa. El 1969, la edición francesa de la revista "Elle" le comisionó viajar a París para ilustrar la última colección de Chloe diseñada por Karl Lagerfeld. Se harían amigos inseparables. López tenía un olfato para descubrir nuevas figuras. Influyó para la meteorización de algunas musas como Grace Jones, Jessica Lange o Jerry Hall y fue crucial para la inclusión de modelos negras en la industria de la moda. Para López era casi una declaración de intenciones la defensa de las mujeres multiétnicas como estándar de belleza verdaderamente universal.
Dicen que López podría haber sido uno de los más prominentes diseñadores de moda de su época, pero prefirió quedarse en la ilustración y explorar los aspectos artísticos de la moda. También se cuenta que llegó a hacer mucho más importante que el mismo Andy Warhol y concientemente le cedió el total protagonismo.  Ahora el Museo del Barrio de la gran manzana le dedica una gran exposición titulada "Antonio López: Future Funk", donde le rinde honores a su verdadera importancia. 

López falleció en 1987 en Los Ángeles a la edad de cuarenta y cuatro años víctima del sida. En sus últimos dibujos retrató hombres fracturados, quizá, como una premonición de su propia desaparición. La muestra del Museo del Barrio estará abierta hasta finales de noviembre y reunirá más de cuatrocientas fotografías e ilustraciones del artista pertenecientes a colecciones privadas, entre ellas, la del fallecido creador Oscar de la Renta.


12.6.16

LA MODA DE MATAR

Imagen::MR KWANNAM CHU PHOTOGRAPHER © NYC::


Anoche a las dos de la madrugada, un neoyorkino llamado Omar Siddique Mateen, de veintinueve años de edad, de padres afganos, musulmán y severos problemas mentales, entró a la discoteca Pulse, un popular club de la comunidad gay en Orlando, Florida. Pero Omar no iba a bailar, tampoco a ligar. Siddique entró al lugar y abrió fuego contra trescientas veinte personas que se encontraban ahí. Hirió a cincuenta y tres y asesinó a sangre fría a cincuenta más. Eran novios, eran hijos, eran amigos, eran personas. Eran cincuenta. Fueron cincuenta los que mató.


Siddique llamó antes de entrar al lugar al 911 jurando lealtad al líder de DAESH, o Estado Islámico, o ISIS o como quieran llamar a esos terroristas fundamentalistas. Diez horas después del ataque, la agencia de noticias Amaq, considerada afín a esos desgraciados, informaba que el DAESH se atribuía el ataque contra Pulse. Eso quería decir que el ataque contra ese grupo de personas del colectivo gay, se convertía en el segundo mayor atentado contra los Estados Unidos después del 11-S, donde el mundo entero vio estrellarse dos aviones comerciales contra las planetariamente famosas torres gemelas, y ese mismo mundo vio cómo se desplomaron acabando de un plumazo con la vida de tres mil personas en el centro mismo de Nueva York… en el centro mismo del mundo.


La carnicería de Pulse significaba también, para la comunidad LGBT, la mayor atrocidad cometida contra el colectivo en la historia moderna. Guardas silencio un momento para tratar de entender qué sucedió. No se trataba de algo como la pelea campal de Stonewall Inn de 1962, donde los disturbios contra la policía levantaron a los homosexuales a luchar por sus derechos y lograr la condición de igualdad con los que cada vez cuentan en mayor medida en el mundo occidental. ¿Cómo clasificarlo dentro de la historia del colectivo, cuando en realidad no era un golpe contra el colectivo, sino contra Estados Unidos, contra Occidente? Un solo individuo fue capaz de generar un sentimiento idéntico a lo ocurrido en noviembre pasado contra el club Bataclan y restaurantes en pleno centro de París, o en marzo del año anterior contra la revista satírica Charlie Hebdo. Terrorismo.


El golpe es especialmente duro en Estados Unidos, el país donde el Tribunal Supremo aprobó la ley de matrimonio igualitario para todo el país sin excepción, donde el Presidente apoya imparcialmente al colectivo y donde se iniciaron las luchas sociales para dignificar a un grupo de personas que no tienen miedo a mostrarse, sino muy por el contrario, a sentirse orgullosos de ello. Junio es el mes donde se celebran las fiestas del orgullo gay en las ciudades más importantes del país, temporada donde como dice en su análisis David Alandete, la visibilidad hace a los gays más libres y paradójicamente, más fáciles de atacar.


¿Qué podríamos sacar entonces como conclusión de este ataque, cuando al día siguiente de la masacre, en el desfile del orgullo gay en Filadelfia una Drag Queen caminaba a paso firma haciendo sonar sus plataformas de veinticinco centímetros, casi sin parpadear, rumbo a un escuadrón de patrullas que vigilaban la seguridad de su derecho a eso, a caminar? Si tras el ataque a Charlie Hebdo las caricaturas a favor de la libertad de expresión y contra el terrorismo se multiplicaron por 20.000 y tras la matanza del Bataclan no sólo los parisinos volvieron a salir, sino que abarrotaron la sala Bataclan y los restaurantes atacados, ¿Qué piensa el ISIS que sucederá mañana?... ¿Piensan siquiera, remotamente, que llegarán a atemorizar a los gays cuando resulta que absolutamente todas las vanguardias y avances en todo tipo de áreas, vienen desde dentro de sus filas, hasta dentro de sus propios países árabes? Me parece que no tienen ni la más remota idea, en su retrasado tercermundismo, con quiénes se acaban de meter... No les deseo suerte, porque acaban de meterse con quienes no deberían haberlo hecho nunca, y por supuesto, tendrá consecuencias. Como los guerreros en la Grecia clásica o el Imperio Romano, no tendrán piedad.


13.4.16

EL FUTURO DE LA PRENSA DIGITAL

Image::BOSTON'S NPR NEWS STATION © BOSTON::


Hace un par de días, por esas cosas del destino, terminé en una oficina regional de Getty Images en América Latina. Reunido con Priscilla Parra, su Country Manager, acabaríamos hablando de algo que hace ya varios años viene dando vueltas en la cabeza de cualquier persona dedicada a la prensa escrita, cualquiera sea su forma. Al salir de dicha reunión, la decena de empleados de la oficina que trabajaban cuando llegué habían desaparecido, al igual que la luz del sol. Y este tema va precisamente sobre eso, desapariciones.

¿Cuál es el futuro de la prensa digital? Si bien al consultar en Google o cualquier otro buscador un montón de informaciones, noticias y congresos abordan el tema de la realidad de la prensa escrita en un presente y futuro digital (en su traspaso), nadie es capaz de predecir cómo será el futuro de la prensa escrita en el ámbito digital, o de los propios medios digitales. Hipótesis hay mil sobre la transformación de la prensa, sin embargo, aún los periódicos de medio mundo no saben qué hacer, ni mucho menos predecir algo diferente a la desaparición, mientras dependan en un 80% de publicidad y mientras el 80% de sus lectores hayan cambiado el papel por la pantalla de un ordenador, un móvil o un iPad.

En la 16 edición del Congreso de Periodismo Digital de Huesca, los asistentes concluyeron de forma casi naif de que internet es el presente y futuro de los proyectos periodísticos más innovadores y menos sujetos a presiones, que surgen con la única premisa de informar por todos los medios posibles, según publicaba el diario La Vanguardia hace casi un año atrás. A lo largo de la última década, los periódicos de la Unión Europea han perdido doce millones de ejemplares escritos… se habla de la necesidad de una adaptación a los nuevos hábitos del lector. El gran tema es cómo generar ingresos cuando los lectores ya se han acostumbrado a recibir la información de manera gratuita y ya nadie hace caso a la publicidad digital, instalando aplicaciones que bloquean esos molestos avisos innecesarios en nuestra lectura. La tienen muy, pero que muy complicada. Primero las “brillantes cabezas” del mundo publicitario y las “lumbreras” del marketing no encontraron nada mejor que replicar el modo de avisaje publicitario tradicional de los medios escritos a internet. Su impresionante descubrimiento y aplicación desembocó en anuncios agresivos, molestos e intrusivos en la red. Los medios online captan solo un 3% de la publicidad y los usuarios huyen de ellos. Casi la mitad de los lectores afirma que ignora de manera sistemática los banners y tan solo un 0,1% hace doble click cuando el anuncio salta a su pantalla. Tanto los empresarios como las agencias de publicidad han comprobado que la publicidad online es una auténtica pesadilla mientras que los anuncios en la prensa de papel son los que producen mayor impacto en los consumidores. El fracaso radicó en eso, en haber exportado al mundo digital un modelo publicitario propio del mundo impreso.

En Estados Unidos la prensa escrita ha perdido un 28% de los ingresos publicitarios, mientras que la digital un 17%.  Rupert Murdoch ha optado por privatizar la información de sus periódicos a través de suscripción online. Murdoch ahora cobra por todo y ataca por donde puede a Google y Yahoo! Google parece estar en el epicentro del cambio, y así es. Se los está cargando a todos. Hasta ha fundado Google News, un modelo de negocio donde usa información de todos los diarios del mundo sin pagar ni un solo centavo en su buscador, multiplicando por millones sus usuarios a costo cero. El País, el diario más importante en nuestra lengua, a pesar de acoplarse y adelantarse a los cambios, no puede. Es más, se esfuerza en publicar noticias sobre su acoplamiento a Google utilizando herramientas similares sin ser capaz de ver cómo entregan publicidad gratuita precisamente a la compañía que terminará por cargársela, o en el mejor de los casos, por comprarla, si les da la gana, que lo dudo. El proyecto suizo Blasting News, crea un modelo basado en el periodismo social donde cada redactor gana dinero basado en las métricas de visitas de cada uno de sus artículos, es decir, mientras más visitas tenga, más dinero gana. Podría ser una pequeña luz ante un panorama oscuro que ningún periódico ve porque no han caído aún en la cuenta de lo que realmente sucede.


El nuevo paradigma de la prensa (con el que se llenan tanto la boca editores en artículos, simposios y congresos) no es cómo las empresas periodísticas de comunicación se acoplarán bien o mal al mundo digital para poder sobrevivir. El verdadero paradigma de la prensa será la desaparición de la prensa misma como hoy la conocemos para dejar paso a la prensa corporativa, es decir caballeros, me refiero a que no en poco tiempo más será cada compañía la que tenga sus propios medios de comunicación. Si ahora mismo Netflix se está cargando a la televisión por cable, no es de extrañar que en el futuro la gente leerá el diario propio de Google antes que El País o el The New York Times. Y no solo el de Google, sino el de cada empresa que verá más factible crear sus propios medios antes que gastar sumas millonarias en medios que pierde cada vez más impacto publicitario. ¿Qué pasaría si las grandes empresas decidieran suspender su inversión publicitaria millonaria en los tabloides más importantes y en su defecto crear sus propios medios, y de la mano, llevarse a todos los periodistas de esos mismos tabloides? Sería también una nueva fuente laboral para miles de periodistas que van siendo despedidos de los medios gracias a la crisis del papel. Y ya lo estamos viendo con infinidad de empresas que crean sus propias revistas, periódicos, radios y canales de televisión online. Y ese será el futuro de los medios, considerando que hoy todo se remite al mundo corporativo que mueve nuestra economía, hasta a la misma naturaleza y sus recursos naturales, sea el que sea. Corporativo. 

Ante ese panorama, ¿Qué debería hacer un periódico para subsistir incluso en el mundo digital? Quizá, como ha empezado a hacer Murdoch, privatizarlo todo. Quizá también, convertirse en órganos de fiscalización ante una posible prensa inductista corporativa para asegurar a sus lectores una información verídica, proporcionada, a su vez y en parte, por organismos fiscalizadores alejados al mundo político u/o empresarial. Lo cierto es que ese será el futuro de la prensa digital. Su conversión a una prensa corporativa, una disfrazada, otra más veraz, pero ambas inclinadas más a la imagen y el video que a lo escrito. Para lo escrito ya tendremos a Amazon y a su pupilo Washington Post, que lo legitimará constantemente. Bezos lo ha pensado bien. Ya lo verán. Suerte a los periódicos… si la tienen. 

25.3.16

MILLENNIALS

Image::IBM DEVELOPER WORKS © WORLDWIDE::


Hace una semana atrás estuve en el festival de música Loollapaloza por segunda vez, donde un ramillete de bandas y cantantes daban lo mejor de sí ante miles de jóvenes enardecidos. Mirando para todos sitios, caí en cuenta de que se trataba de decenas de miles de adolescentes y jóvenes que no pasaban de los treinta años, en primer lugar. Y en segundo, que estaba frente a la inminente posibilidad de cogerme un cáncer seguro a causa de las microondas. Había más teléfonos móviles que gente! ¿What the fuck? Fue lo primero que se me vino a la cabeza.

Unos días después, quedé observando con detención cómo los hijos de dos amigas, que ninguno superaba la década de vida, pasaban y pasaban con sus dedos minúsculos las pantallas de sus iPhones jugando con sus aplicaciones. Me vino un escalofrío al recordar que a esa edad como mucho estaba garabateando con lápices de colores sobre una hoja de papel o directamente llevándome un puñado de tierra a la boca. Sin lugar a dudas, los tiempos han cambiado, y mucho.

Smartphones, iPhones y drones aparecen por todas partes. Apple se convierte en la compañía más rentable de los Estados Unidos y los de mi edad eyaculan al pensar en abrir sus propias “Start Up” y hacerse ricos en tiempo récord sin salir de casa ni quitarse sus zapatillas de levantarse ni sus pijamas. Supuestos especialistas los catalogan de “Millennials”.

En lo personal, fue fascinante romper a los veinte pocos con las normas que hasta hace una década era regla. Después de estudiar en un colegio católico de curas, entrar si o si a una universidad estatal y de prestigio (porque si no tu vida estaba literalmente acabada y serías humillado hasta el último de tus días catalogado como un perdedor), abandonarla, reafirmarte en tu condición sexual, mandar todo a tomar por culo, coger tus pocos ahorros, tu mochila y partir al otro lado del globo a buscarte la vida para aprender cómo realmente funciona el mundo y ser libre absorbiendo toda la información que pudieses como una esponja, esa palabra tan importante para la propia felicidad… con todos los sacrificios y llantos ante lo nuevo que significó… estar en medio de dos guerras y salvar el pellejo, metido en palacios y también en antros de última calaña salvando de nuevo el pellejo, hoy parece que fuera algo que ha existido toda la vida, como si hubiéramos tenido que pasar tanto para que los más jóvenes, los de hoy, se les diera todo en bandeja… en cierto modo resulta repugnante y te entran ganas de reventarles la cabeza con una patada voladora. Por otro, en la alegría de que hoy existan más oportunidades para ellos, que puedan salir del armario (en prácticamente todo el mundo occidental) sin temor a represalias, que se luche contra el bulling y otros tantos avances que te alegran la vida en la esperanza de un mundo mejor para ellos, y de pasada para uno.

Sin embargo, parece que todo ese esfuerzo ha resultado en una nueva ley del mínimo esfuerzo. Las voces más críticas con las nuevas generaciones atacan argumentando, a nivel general, que no saben nada de cultura general y que tampoco les importa. Son flojos, les va el reggaetón y cataratas de cerveza y marihuana, no saben qué coño estudiar, están desinformados y no les interesa la contingencia. Se afirma que son inconscientes del mundo, doctrinados (pensando que todo es blanco o negro), llenos de prejuicios en temas de política y religión vomitando opiniones impuestas o asustados de tener las suyas propias. Dicen que hay que empujarlos a que hagan cosas porque les han dado todo y que no tienen ningún tipo de iniciativa.  Las voces menos radicales los caracterizan por su íntima relación con las nuevas tecnologías y los catalogan como más conscientes sobre sus elecciones de consumo. Se dice también que son más críticos con su entorno por el mayor acceso a la información y con una disposición a una revolución espiritual sin quedarse necesariamente en las ortodoxas opciones religiosas tradicionales. En el plano sexual, son más abiertos a nuevas experiencias de todo tipo y en el laboral, menos resignados y dispuesto como nunca a moverse por el mundo.

Cuando era estudiante universitario, trabajaba en un pequeño hostel para mochileros internacionales. Los móviles recién aparecían como un ladrillo de obra gruesa y los ordenadores pesaban de 10 a 30 kilos con una interfaz de un año y medio. Eso significaba que a cualquier hora del día entre cinco a veinte personas se juntaban en la sala a jugar dominó, cartas, tocar la guitarra, hablar de cualquier tema, de nuestras vidas y hacer amigos experimentando con mojitos o caipiriñas a la francesa, a la americana o a la sueca. Hoy, en el festival de música al que fui, podrías coger un palo de escoba y cual samurái desplegarlo con los brazos en alto y revolear cien o ciento cincuenta smartphones y iPhones. Según un estudio de Telefónica Global Millennial Survey, un 78% de los jóvenes tenían un móvil en el 2014, un 37% Tablet, un 70% laptop y un 57% desktop, haciendo de una pantalla su acceso al mundo de la socialización, el trabajo y el ocio, admitiendo el 45% que no podrían estar un solo día sin sus aparatos.


MR Antoni Gutiérrez-Rubí, en uno de sus artículos en la revista Forbes los describe como digitales, multidispositivo y multipantalla, nomófobos, appadictos, extremadamente sociales, críticos, exigentes pero también volátiles. Exigen personalización y nuevos valores haciendo hincapié en su autosuficiencia y autonomía en una sed casi enfermiza por ser protagonistas. Valoran la participación y la colaboración prefiriendo compartir a poseer. Pareciera ser que ante la barbarie y el horror de nuestros días, perpetuada por nuestros padres y abuelos que ha desembocado en lunáticos con cinturones de explosivos volando vagones de trenes, periódicos, aeropuertos y calles, existirá en los próximos años una generación que exigirán nuevos valores como la transparencia, la sostenibilidad y el compromiso social. Considerando que en cuatro años más los “Millennials” representarán el 50% de la fuerza laboral en el mundo entero, puede que se conviertan en la esperanza para eliminar los estigmas que nos han hecho tanto daño y los artífices para crear un ambiente más amigable para todos. 




11.1.16

PERFIL: CUANDO BOWIE SUPERÓ A BOWIE

Image::MR RALPH GATTI PHOTOGRAPHER © AFP::

Pocas veces en este siglo, el deceso de una personalidad del mundo del entretenimiento ha ocupado la portada de prácticamente todos los medios de comunicación del globo terráqueo. Nos referimos a David Bowie (Londres, 1947 - New York, 2016), quien víctima de un cáncer falleció hoy a la edad de sesenta y nueve años en la gran manzana. Los periódicos más importantes del mundo han dedicado una cobertura completa a su figura, su carrera y su historia, y es que David Bowie tiene material para llenar números enteros del diario que sea y donde sea. 

Músico, Compositor, Actor, Productor discográfico y arreglista, inspiró a generaciones y generaciones de artistas que pese a sus esfuerzos, no han sido capaces siquiera de llegarle a los talones. Y esto debido a que durante toda su carrera, David Bowie estuvo un paso adelante, siempre. Y todo lo hacía bien. Inmerso toda la vida en el universo del underground, rescató los detalles más secretos de ese mundo y los capitalizó convirtiendo en tendencia todo lo que tocaba. 

Con cero interés por la moda, no existió diseñador que no inspirase alguna colección o proceso creativo en su figura. Esto debido a sus constantes cambios de estilo, que no era otra cosa que la noción (bastante acertiva), de que su música "debía verse como sonaba". Así de simple. El mundo de la moda lo idolatraba hasta la estupidez, y tenían razón. Riccardo Tisci, Jean Paul Gaultier, Dries Van Noten, Phoebe Philo o Hedi Slimane son solo algunos de los creadores que cayeron rendido a sus pies. Ciertamente David Bowie tenía un olfato fuera de lo común para elegir y crear sus looks, mezclando la teatralidad y el espectáculo como un océano azul, único e incompetible. Su técnica tardó décadas en ser descubierta y aplicada por otros artistas de la música, por supuesto, nunca con la misma eficacia. Bowie era un genio.

El año 2013 el reconocido Victoria & Albert Museum de su ciudad natal le dedicó una exposición en vida sobre su relación con la moda, y rompió taquillas, casi al mismo nivel de la exposición al difunto diseñador británico Alexander McQueen. En vida también, rechazó la orden del Imperio Británico y también actuar en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. Bowie no estaba para chorradas. Su mito se elevó a la categoría de leyenda. 

Sin duda, la figura de David Bowie tras su muerte y su legado sin precedentes se convierte en materia de enseñanza obligatoria para escuelas de música, arte, moda y diseño de todo el mundo, y asimismo, en un personaje del cual todos los padres deberían enseñar a sus hijos. Fue un hombre único. Fue pura tendencia. Que descanses.


10.1.16

VOGUE 100 AÑOS DE ESTILO

Image::CONDÉ NAST © WORLDWIDE::

Aunque principalmente se reconoce a VOGUE como una revista de moda, ciertamente jamás lo ha sido. Y no lo ha sido porque se ha asumido un papel central en el escenario cultural con una historia que abarca las décadas más inventivas de la moda y el gusto, además del arte y la sociedad. 

Con motivo del centenario de la mítica publicación, el grupo Condé Nast publica el libro "VOGUE 100: A Century of Style" junto a una gran exposición, El libro celebra el siglo XX con una mirada autoritaria y discriminatoria. En más de 2000 ejemplares, la edición británica de VOGUE ha actuado como barómetro cultural poniendo a la moda en el contexto de un mundo más amplio. Cómo nos vestimos y nos entretenemos, qué comemos, escuchamos y vemos, qué nos guía, nos inspira y nos excita.

En ese mundo de máximas, han contribuido a su ejecución algunos de los fotógrafos más talentosos del mundo como Lee Miller, Norman Parkinson, Irving Penn, David Bailey, Snowdon y Mario Testino, entre otros muchos. Patrocinada por Leon Max, la exposición abrirá sus puertas el próximo 11 de febrero en la prestigiosa National Portrait Gallery de la capital británica hasta el 22 de mayo, tiempo en que podrá verse por primera vez más de 280 copias originales de VOGUE de los archivos de Condé Nast.

Década tras década, el libro celebra los mejores momentos de la moda, la belleza y la fotografía de retrato. Ilustrado con imágenes bien conocidas, así como otras menos familiares centradas en los rostros que dieron forma al paisaje cultural de nuestro siglo: De Matisse a Bacon, Freud y Hirst, de Dietrich a Paltrow, de Valentino a Beckham, desde Diana Cooper a Diana de Gales, También los diseñadores que dieron forma al universo de la moda, desde Chanel a McQueen pasando por Saint Laurent y Balenciaga. Tanto el libro como la exposición explorarán de manera amplia la forma cambiante de la mujer del siglo XX.

Alexandra Shulman, editora en jefe de la edición británica de Vogue ha declarado recientemente "Estoy muy orgullosa de esta colección de fotografía excepcional y de todo el concepto de la exposición, lo que demuestra la amplitud y profundidad de la obra por encargo de la revista, así como la participación de Vogue en la creación de ese trabajo". "La National Portrait Gallery es un lugar maravilloso para este espectáculo, que mezcla el retrato y el estilo artístico contemporáneo de la misma manera que gran parte de la propia colección".