Image::MS ESTELLE HANANIA PHOTOGRAPHER © PARIS::
A ya un tiempo de haberse
celebrado el día internacional de la mujer y motivado por la reciente ascensión
por segunda vez de Michelle Bachelet a la presidencia de Chile, país
sudamericano en cuya Patagonia me encuentro radicado sin más compañía que el
mar, un río gigantesco, un bosque y una isla invernal, completamente a solas y
privado de todo tipo de comodidades propias de las grandes urbes, me valgo de
ambas excusas para ahondar en la figura de aquel género que hoy, como siempre,
representa uno de los pilares fundamentales en la realidad de prácticamente
todos los seres humanos y de la sociedad en sí. En una antaña época marcada por
la presencia masculina en las principales líneas de poder, a nuestros días, la
mujer ya no representa una figura,
cuanto menos, curiosa dentro del privilegiado grupo que maneja y decide las
aristas de influencia en el mundo de mi época.
Las mujeres. No son desconocidas
para quién os escribe, y no por dedicarme hace ya tiempo a ilustrarlas o a
desenvolverme en un mundo donde ellas son su principal público, y la mayoría de
las veces, las que deciden. Más bien se debe a provenir de una familia donde si
bien los hombres han sido machistas, misóginos y mayoría, han sido ellas los
pisos de mármol de cada uno de sus núcleos, muchas veces, hasta,
económicamente, caracterizadas por caracteres fuertes, decididos y sin pelos en
la lengua, la mayoría profesionales e intelectuales, sin por ello, en tiempos
pasados donde el manto de la dictadura las amenazó con la prepotencia del
miedo, dudar en ponerse sus más cómodos vestidos y colocarse al hombro una
escopeta doble cañón para proteger a sus hijos y nietos de grupos de campesinos
que pretendían despojarlas de su tierra [esa misma donde me encuentro en este
minuto y desde donde os escribo] o de militares sórdidos empalagados en ínfulas
de masculinidad. Referentes históricos y personales que al pasar los años y
llegar a la edad adulta, han funcionado de gatillo para rodearme de amigas de
las más diversas culturas, lenguas y condiciones que se mueven como pez en el
agua en ese mismo océano de dignidad y garbo. De esa forma, se han ido
convirtiendo en ejecutivas de grandes firmas, doctoras, abogadas, editoras,
artistas, psicólogas, comerciantes y un sinnúmero de ocupaciones donde su sexto
sentido las van poniendo en el lugar que les corresponde de acuerdo a sus
talentos e ingenios, sin desmerecer, por supuesto, su otro monumental talento
para irse convirtiendo en madres o dueñas de casa donde ni a veces, en tiempos
de vacas flacas, la pobreza sea impedimento para que a sus hijos jamás les
falte de nada.
A esa astucia, multiplicada por
supuesto en todos los rincones del planeta, en lo público y también en lo
privado, consiguen dominar sus grupos y conseguir mantener su posición de
poder, siguiendo diez reglas que históricamente se han aplicado a todos los
jefes y dirigentes, desde los babuinos hasta los postmodernos presidentes y
primeros ministros, reglas que como una generalización amplia, siguen al pie de
la letra y que Usted podrá observar sin demasiados márgenes de duda: Hacen
clara ostentación de las galas, actitudes y gestos de la dominación; En
momentos de rivalidad activa, amenazan agresivamente a sus subordinados; Si un
desafío implica más maña que fuerza, pueden mostrarse más inteligente que sus
subordinados; Sofocan las querellas que surgen entre sus subordinados;
Recompensan a sus subordinados inmediatos permitiéndoles disfrutar de los
beneficios de sus rangos; Protegen de persecuciones injustas a los miembros más
débiles de sus grupos; Toman decisiones concernientes a las actividades
sociales de sus grupos; Tranquilizan de vez en cuando a sus subordinados; y
finalmente, toman la iniciativa al repeler amenazas o ataques procedentes del
exterior de sus grupos. La única regla en la que, quizá, son más
desfavorecidas, sea aquella donde en momentos de desafío físico, pueda dominar
por la fuerza a sus subordinados. Aunque apelando a la inteligencia, se valgan
de otros medios para el mismo objetivo. Bajo estas diez reglas, han ido logrado
posiciones que en la actualidad, ubican a mujeres en algunas de las posiciones
de poder más irrefutables del mundo actual, antaño inimaginables. Y extrañamente,
no emulan a los hombres. Llevan su feminidad como atributo de poder, lo que las
hace, a la vista, aún más poderosas. Angela Merkel, Hillary Rodham Clinton,
Dilma Roussef, Cristina Fernández, Yang Lan, Anne Sweeney, Michelle Bachelet,
Cristiane Lagarde, Isabel II de Inglaterra son algunos ejemplos vivos de lo que
os describo. En el mundo de la moda, los ejemplos son aún innumerables: Anna
Wintour, Tamara Mellon, Donna Karan, Aerin Lauder, Delphine Arnault, Nathalie
de Gunzburg, Carolina Herrera, Vivianne Westwood, Tory Burch son otros
ejemplos, además del millar de otros nombres que permanecen en sobria
discreción, en un segundo plano tras los imperios de las grandes firmas de lujo
y alta costura, además de grandes compañías y multinacionales de las más
diversas áreas.
Dicho esto, impresionante resulta
que a su vez, sean espantosas las cifras de mujeres que se dejan golpear por
sus cónyuges, también la monstruosidad de la ablación u otras similares
violencias en nuestro mundo occidental, por no decir también en el oriental y
por qué no, universal en el segundo decenio del siglo XX. Me pregunto, como
hombre, ¿Qué pasará caballeros por la cabeza de las mujeres? Porque aquello no
puede, a juicio muy personal, atribuirse a un tema de inteligencia como cualquier
misógino no se haría esperar en contestar. En el carácter imprescindible de
dejar de lado los estereotipos y admitir que tanto varones como mujeres son
seres humanos provistos con idéntica capacidad de convertirse en dirigentes de
alguna empresa o grupo social, y más, no es entendible que un número irracional
de mujeres sigan pensándose como un sexo débil. Aquello quizá pueda explicarse
en las diferenciaciones que se hacen desde la niñez, partiendo por la
distinción entre el azul y el rosa, para de la mano llegar a criterios de
discriminación en doble vía que deciden con torpeza cuál es la verdad en la
igualdad de género, como en otros temas también. Si nos remitiéramos al sentido
de la verdad desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, Tomás de
Aquino aseguraba que la verdad consiste en la adecuación del intelecto y la
cosa… Si, por lo mismo las cosas son medida y pauta de la inteligencia, la
verdad consiste en que la inteligencia o intelecto se acomode a la verdad, como
es nuestro caso; en virtud, efectivamente, de que la cosa exista o no exista,
será verdadera o falsa nuestra opinión o nuestra afirmación. Pero si es la
inteligencia la pauta y medida de las cosas, la verdad consiste en que las
cosas se acomoden a la inteligencia; así se dice que el artista termina una
verdadera obra cuando responde a la concepción artística. A su vez, la verdad
en un sentido más profundo consiste en que la objetividad se identifique con el
concepto. Ese sentido profundo de la verdad es del que se trata cuando, por
ejemplo, se habla de un Estado verdadero o de una verdadera obra de arte. Esos
objetos son verdaderos, cuando son lo que deben ser; es decir, cuando su
realidad responde a su concepto.
¿Qué opina Usted? Dicho esto,
resultaría interesante tratar de descifrar según qué hombres y mujeres el sexo
femenino sea o no inferior, o admita palizas o violencia… según… ¿algún tipo de
verdad?... Albert Keller dice que todo ente es verdadero. Pues el hombre y la
mujer también, como entes, y si un ente como Clinton, Merkel o Isabel II son
entes verdaderos, que existen y que los ve… entonces… ¿Qué explicación le daría
Usted?, ¿Cómo se entiende que una mujer en las mismas condiciones de
inteligencia que un hombre permita tales calamidades en su contra, o que, por el
contrario, pueda llegar a tocar el poder en su máxima expresión como ente real?
Rescatando el día internacional dedicado a ellas, debieran de hacer un repaso a
este tema, ellas mismas, y llegado a una conclusión basada en la inteligencia,
salir a la calle, y pisar fuerte, estoicas, con toda la feminidad que tienen,
sea en azul, en rosa, o en lo que quieran. Por mi parte, serán siempre
reverenciadas. Ya son protagonistas absolutas en lo que a perpetuación de la
especie se refiere, y ya sólo con eso, es más que suficiente. Alegre siempre,
que estén ahí, con o sin poder.
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