Image::MR HEDI SLIMANE PHOTOGRAPHER © PARIS::
Una vez más, la moda gira según
los minuteros y segunderos del reloj. Queda claro en el recién publicado
artículo de la periodista norteamericana Cathy Horyn en T Magazine, la revista
del The New York Times, en el cual no le ha quedado más remedio que bajar la
cabeza ante el rotundo éxito de Hedi Slimane al frente de la casa Saint
Laurent, éxito en cifras, éxito en números. Kering SA (KER) aumentó en el
comercio de París después de reportar ingresos que superaron las estimaciones
de los analistas financieros en el segundo trimestre debido a la creciente
demanda de vestidos Saint Laurent, además de Gucci, sosteniendo que crecería
aún mas durante el segundo semestre de este año. Las acciones avanzaron un 5,6
por ciento, la ganancia más pronunciada en un año alcanzado casi 160 euros por
acción. Sobre la base comparable, las ventas subieron un 4 por ciento. Nada
menor. Saint Laurent aumentó durante el trimestre sus ventas en un escandaloso
29 por ciento superando el 22 estimado.
Si Gucci representaba para LVMH su
mayor apuesta, Saint Laurent ha dado sorpresas a Kering, entregando un
crecimiento en los ingresos francamente excepcionales, representando ahora,
junto a otras marcas del grupo, más de un tercio de las ganancias. De este
modo, Kering consigue una mayor porción de las ventas de LVMH sobre sus marcas de
moda y artículos de cuero más pequeñas. Bottega Veneta, la segunda mayor marca
de Kering, también reportó ganancias por sobre las estimaciones de los
especialistas. Por supuesto, la marca continuará implementando planes
encaminados a intensificar el crecimiento y el flujo de caja de cada una de sus
firmas. En esa estrategia, la compañía acordó comprar el fabricante suizo de
relojes Ulysse Nardin, que se espera concrete en este segundo semestre. Para
ellos, la firma de relojes representa un rico patrimonio, de alta rentabilidad
y con perspectivas de crecimiento muy sólidas, según el consejero delegado de
Kering MR François-Henri Pinault.
En su artículo en el semanario
neoyorkino, Horyn desgrana un montón de fechas, estilos, sucesos, nombres y
apellidos para tratar de desmenuzar lo que es más claro que el agua. Slimane
enriquece a sus jefes, y lo hace con sus propuestas cargadas en algo tan simple
como el sentimiento de desaprobación de las nuevas juventudes por los viejos
modelos, basándose, precisamente, en el rescate de los modelos de antaño. Me
pregunto en qué minuto se quedó pegada Horyn, estancamiento que le valió más de
un dolor de cabeza al defender a regañadientes lo indefendible: que los tiempos
habían cambiado, y tiene razón, Hedi ha captado la modernidad en su totalidad.
No es imbécil, y eso es lo que vende, y seguirá vendiendo en el universo de la
moda, como cualquiera que tenga dos dedos de frente: la modernidad, que no es
más que la reinterpretación del pasado mirando al futuro para tener un mejor
presente. Se hará rico.
Volviendo a Horyn, cabe la pena
mencionar un aspecto importante en la que gran parte de las supuestas grandes
personalidades del periodismo de moda caen, y es el vicio. El vicio alimentado
por el ego. El ego proveniente del saber que detrás se encuentra un tabloide
emblemático, y que sus líneas serán leídas por miles de personas. Deberían
salir más, y no me refiero a todo el universo que corresponde a la moda, como
desfiles, fiestas exclusivas, lanzamientos de tiendas, exposiciones y cenas.
Como la misma Horyn dice, Susan Sontag decía que el arte más interesante y
creativo de nuestro tiempo, y de cualquier tiempo, no está abierto al culto en
general. Exige un esfuerzo especial, habla un lenguaje especializado. Pues
bien, he ahí lo que ha hecho Hedi: meterse ahí, no en la alta moda, que se
mueve más cerca de los medios de comunicación y alfombras rojas. Por eso Hedi,
metido en ese arte más interesante, creativo, especial y sobre todo real, se ha
convertido en el dueño de la alta moda. Enhorabuena por Kering, y enhorabuena
por Hedi.
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