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29.7.07

LA MODA DE LUJO EN JAQUE


Durante décadas, la alta costura se ha caracterizado por representar los ideales de belleza estética más elevados, siguiendo rigurosos esquemas productivos con los más exigentes estándares de calidad y confección, que ha convertido a esta rama del sector industrial en una de las más cotizadas y deseadas de la economía global.


La moda se ha asociado desde sus inicios a grupos sociales con alto poder adquisitivo y niveles educacionales notables. El regalo que París dió (y que sigue dando) al mundo entero en sus pasarelas y semanas dedicadas a este sector, abarrotan editoriales, reportajes gráficos e innumerables páginas de publicaciones periódicas de tendencias, como así también los eventos y creadores de Nueva York, Milano, Londres y otras capitales internacionales.


Asimismo, la vinculación de la moda a las artes tradicionales y su paulatina legitimización por parte de la institucionalidad artística mundial, eleva cada vez más la cotización de estos bienes de lujo y el deseo por adquirirlos. Los diseñadores se han mezclado con artistas y la actual creación textil cada vez más abandona su mero carácter comercial e iconográfico para pasar a transformarse en objetos de contemplación y valor artístico de innumerables lecturas teóricas.

Pero esta convergencia mágica está a las puertas de su propio apocalipsis y los grandes diseñadores se sacan el pelo a violentos manotazos tratando de buscar una solución al desastre que se avecina. La globalización de nuestro actual desplazamiento socio-histórico y los medios de comunicación electrónicos, dispararon ya hace años las posibilidades de estar al alcance de estos bienes con solo un "click", y las potencias económicas mundiales (Estados Unidos y Europa) paulatinamente vienen siendo desplazadas por el discreto continente asiático cuyo poder adquisitivo les va permitiendo acceder al lujo en todas sus formas y variantes.

Los conglomerados de la moda han instalado sus showrooms y tiendas en Tokio, Beijing, Honk Kong y Singapur, cuyo número supera ampliamente la presencia de estas firmas en las mismísimas París y Nueva York, las ciudades donde la mayoría han sido fundadas.


Se prevée que para el año 2009, existirán en Asia doscientos millones de personas cuyos ingresos les permitirá acceder a la moda de lujo de forma fácil e instantánea. Por un lado las posibilidades de incrementación de capital que la moda elucubra amasar son gigantescas, pero por otro, el mundo de la moda deberá evaluar si podrán seguir produciendo sus diseños de la misma manera artesanal y exclusiva. Serán capaces los diseñadores de seguir manteniendo los mismos estándares de calidad en sus creaciones con esa titánica demanda? las grandes firmas deberán ser muy astutas para mantener su sello de exclusividad y no pasar a convertirse en meras industrias de consumo masivo. La moda está ante una gran problemática y sólo el corto tiempo nos dirá si podrán permanecer con la misma filosofía con que estas casas antaño fueron creadas.


Puesto sobre el tapete este dantesco panorama, quizás valga la pena desde ya voltear los ojos hacia los jóvenes diseñadores independientes, que serán los que sin duda, se transformarán en los futuros guardianes del lujo y mentores de la exclusividad.


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