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20.3.11

EL CLUB DE LA PELEA


Image::MR SEANEN MIDDLETON PHOTOGRAPHER © KENDAL UK::



No son buenos tiempos para la cultura, dicen. En Barcelona, probablemente mientras esté leyendo esto, todo el circuito de la cultura en la ciudad se manifestará contra los recortes presupuestarios impuestos por su gobierno local. Que los artistas no se callan la boca, y está muy bien. Las áreas de la cultura lo están pasando mal, siendo que en España, y también en el resto del mundo entero, viene siendo utilizada primero para embellecer las poco prolíficas carreras de mediocres mandatarios, también medios de comunicación que cambian de opinión de la noche a la mañana para mantener lectores cada vez más escasos, a la empresa privada, corporaciones y multinacionales para paliar su pago de impuestos al fisco, y posteriormente, por parte de todos, basureada y tratada como la hija inservible que queda por antonomasia, al final de la lista de prioridades en la administración, la industria y la comunicación. Alrededor del mundo entero por igual. Un dolor.



En cuatro días más, quien les escribe, junto a un grupo interdisciplinario de profesionales repartidos por seis capitales internacionales, lanzarán un proyecto editorial con base en Santiago de Chile. Es un proyecto importante, considerando que sus bases son convertirse con el paso del tiempo y un esfuerzo sobrehumano, en un espejo de lo mejor de esta parte del mundo, del continente latinoamericano con sede en la capital del país más estable de la región, a fin de iniciar un punto de partida para el flujo de ideas y artistas entre América Latina, el viejo continente y zonas puntuales del resto del globo. Lógicamente, una empresa independiente con ese grado de ambición requiere un punto de vista crítico, imparcial y pragmático para construir un contenido que cumpla con normas básicas de universalidad. Aquello va generando críticas despiadadas por parte de un circuito creativo local y acostumbrado a la poca relevancia y un espíritu de autocomplacencia que deja sin palabras y que a ratos, hace preguntarte en silencio si vale realmente la pena. Las peleas y discusiones van siendo campales, al igual que un show circense de dimes y diretes, por supuesto, muy a la latinoamericana. Personalidades con un nivel relativo de poder van poniendo el grito en el cielo, y aquello mismo, para serles honesto, en ese mismo silencio, hace sacarte una sonrisa. Y Eso es una garantía, porque es siempre una buena señal.



Arrogancia, soberbia, también ambición. Podrían describirlo así. Podrían criticarlo así [como viene siendo]. El gran tema es que cuando se trata de una instancia cuya principal finalidad es mejorar las condiciones de profesionalización de una serie de áreas dentro de la cultura de un propio país, por y para el país, alejado de zarazas, clasismos y discursos bipolares, característica histórica por esta parte del mundo, de la mano con una actitud de no entrar en ese tipo de telenovelas como regla número uno, no existe voz crítica alguna que pueda abatirlo, porque es caballeros, sólo un tema del orden de las cosas. Es sólo un tema de cultura. Me voy a la moda, y tomo de ejemplo a Hermès. ¿Por qué? Porque lo que acaba de pasar con aquella enseña en el marco de la última semana de la moda en la capital francesa, tiene exactamente el mismo significado y contenido de lo que les hablo. Como bien contaba Eugenia [de la Torriente], un vez más, siempre sintética, el sexto día de este mes, Bernard Arnault y su grupo LVMH, cerró un año récord superando por vez primera los veinte mil millones de euros en su facturación y aumentando en un setenta y tres por ciento sus beneficios. Sin embargo, se enfrentó a la brutal oposición de los setenta miembros de las familias Dumas, Puech y Guerrard, donde Patrick [Thomas], su consejero delegado, tildó de “violación” la compra de acciones por parte de LVMH y pidió públicamente a Arnault que reduzca su participación desde el veinte al diez por ciento. ¿Por qué? Nada más porque los Hermès temen que la entrada de Arnault los empuje hacia lo masivo [el muy estilo Arnault], sugiriendo incluso la posibilidad de dejar de cotizar en bolsa. Si Usted se piensa que a los Hermès les falta el dinero, pues está muy equivocado. Como bien decía Thomas, no se trata de una pelea económica, sino cultural… ¿Sabe Usted señor lo que es cultura? Bien lo saben los Hermès, cuando le dice a Arnault literal: “Si quieres seducir a una bella mujer, no empiezas violándola por detrás”. Eso es cultura. Y continuaba: “No queremos ser parte de este mundo financiero que arruina compañías y trata a la gente como si fuera mercancías”. Lo sabrán bien, después de presentar su última colección en una presentación íntima en una de sus tiendas, que ocupa hoy el espacio que por los años veinte era una piscina, con Christophe Lemaire a la cabeza cuyo trabajo eran diseños de una riqueza sin igual en sus ya míticas materias primas de cuero y seda… No sé si se entiende. ¿Puedes criticar a los Hermès por su decisión? Habría que pensárselo dos veces.



Cuando uno critica y ataca a alguien, hay que tener cuidado caballeros. Existe una carta muy fresca aún, dirigida por la misma Cayetana de Alba al escritor y periodista Manuel Vicent, tras un artículo donde califica el trabajo de Jesús Aguirre, su difunto marido, de “esperpento literario”. La respuesta en esa carta deja un silencio, y lanza un perfume al aire en el debate de los límites entre el alago y el ataque, en un momento donde al menos en el viejo continente, la lisonja fugaz y pública, así como su contrario, pierde adeptos a medida que crece la conciencia en materia de igualdad. No puedes atacar o tratar de ridiculizar a un hombre que ya está bajo tierra, y menos cuando ha hecho cosas por su país, editor de una de las empresas editoriales más fecundas, gestor de la creación de la Orquesta y Coros Nacionales, el Ballet Nacional y el Ballet Nacional Clásico y el Centro Nacional de Documentación Musical; escritor, columnista y académico; Comisario de la Exposición Universal y uno de los catapultadores de algunos grandes nombres de las áreas creativas… da como para preguntar al responsable “¿Pero tú qué te has creído?”… pero eso queda en la conciencia de cada uno, claro está. Asimismo, la editora Sigrid Kraus, en una entrevista igual de fresca concedida al fabuloso Juan Cruz, da una pista muy clara sobre lo que va pasando frente a nuestros ojos, con esto, con la “cultura”: “Es uno de los peligros del mundo globalizado. Aunque el mundo globalizado suene tan bonito y tenga muchas ventajas, no deja de ser también una uniformación del mundo. El famoso Internet también hace que todos seamos cada vez más parecidos, más iguales... ¿Qué escritores interesantes surgen ahora?... El otro día leí la palabra nerd, que en los años ochenta era despectiva; ahora es el raro, el que discute, el que está loco, o es un creativo, un tío raro que de niño jugaba solo en el patio... Esos son los pocos que nos están ahora dando las ideas. Son los de Apple, Google... A estos, a los raros, nuestro sistema educativo los está aplastando. Y un escritor es un nerd también. Y también lo aplastan”… como para callarse la boca de nuevo, o morderse la lengua.



Usando este mismo medio y su rapidez, sobre esta palabra, lo primero que lanzan los sistemas de búsqueda, es que Cultura es “el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología”… y la UNESCO misma declaró en el año ochenta y dos que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden. Vayan a criticar a su clase política, a sus empresas y a los medios de comunicación con su realidad aumentada, a los verdaderos culpables del gran problema, no a la cultura ni a ninguno que por los que en ella bucean, porque en este círculo, no tiene cabida, aunque suene radical, porque es nada más que la verdad. A trabajar. Saldrán buenos proyectos, los mejores que en esta parte de la historia reciente vean la luz del sol, en los cinco continentes, porque el punto culmine de los excesos de la ambición y su posterior crisis [creado por ellos mismos] sacó, una vez más, lo peor del ser humano. Ahora se viene lo mejor, y habrá que mantenerlo. No se quedarán callados, denlo por hecho. Y qué quieren que les diga, estará muy bien. Empezó el club de la pelea.

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