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8.3.13

Y LA MODA NACIÓ EN CHILE

Image::MR JUAN PABLO MONTALVA PHOTOGRAPHER © SCL/NYC::

Ni bien terminasen las presentaciones internacionales de prêt-à-porter en las principales capitales de la industria, valía la pena aterrizar en una ciudad que de eso, en la parte más austral del mundo [después de la apertura de tratados de libre comercio donde China haría de las suyas para hacer desaparecer la producción textil contra reloj] no conocía ni de lejos. De esa bochornosa situación, solo hasta ahora. Bastó algo más de dos años, un buen par de revistas, un trabajo pausado de educación, investigación y la consolidación internacional de la primera diseñadora nacional Pola Thomson en la gran manzana para que un ramillete de creadores empezacen a hacer girar la vista hacia ellos. Ayer se vió el primer resultado palpable, y no estaba nada mal.



Una vez más dentro del Museo de la Moda de Santiago [recomendado por el tabloide norteamericano “The New York Times” como uno de los lugares imprescindibles para visitar en la urbe sudamericana], se paseaban parte importante del nuevo relevo generacional, como una piña, para inaugurar oficialmente MODA CHILE, el primer gremio asociacionista de diseñadores de vestuario con una fiesta que fue lo más. Presidida por Luz Briceño [Directora Creativa de La Joya], el gremio aupa a algunos buenos nombres como Piedad Aguilar [Ten Piedad] y cerebro del espacio Hall Central; A de Antonio, 12NA, Bautista, Gabriel Zamora, Francisca von Hummel [Gaviota], Juanita de León, Lupe Gajardo, Sebastián del Real Ossa y Romina Meier [Volga], parte importante del total de las treinta y dos firmas que conforman la nueva asociación. ¿Su misión? Hacerse ver, y reafirmar sus nombres tanto en el mercado local como en el internacional. Como colectivo, deberán proteger y representar los intereses de la moda nacional de autor, y ganas tienen de sobra. En ello deberán ser muy cuidadosos, mover bien las fichas para hacer del sector uno de los más destacables de las industrias, y ojalá, con talento y olfato, convertirse en una de las principales caras de marca país. En la tranquilidad de saber que cabezas preparadas hay, en el mediano plazo, deberían ser capaces de lograr la atención de los ministerios de economía, cultura y relaciones exteriores para lograr el nacimiento de una política de Estado para la subvención, promoción y protección de este sector productivo. Asimismo, deberá ser el abanderado para acabar con el pastiche de eventos-híbrido y gestionar la creación de una única pasarela nacional que ordene la producción y presentación pública y única de colecciones de este relevo generacional, y por supuesto, el engrosamiento de sus asociados.



La creación de una pasarela única en un país como Chile es fundamental [en lo inmediato] debido al centralismo que no ha logrado extender presencia de Gobierno y Empresas a lo largo de su territorio geográfico. Segundo, puede representar un evento que promueva el patrimonio histórico arquitectónico de la ciudad distribuyendo sus desfiles en edificios emblemáticos de su recorrido turístico, colaborando a la gentrificación de un centro cívico que está en condiciones de competir con cualquier otro país del globo. En ello, la coordinación conjunta de Gobierno, Municipios y medios de comunicación en su totalidad deberían ir de la mano en una coordinación perfecta. En el caso de ellos, de los creadores, esta estrategia es la única viable para lograr posicionarse por encima de las monstruosas empresas de retail que poseen la totalidad del mercado local en un auténtico monopolio a la americana, y lograr generar nuevos puestos de trabajo nacidos al alero de las industrias culturales.



Si os queda alguna duda con respecto a esta estrategia, traigo sobre la mesa a MR  Antonio Muñoz Molina, que en uno de sus últimos artículos habla de otro artículo publicado por MR Daniel Verdú, donde se refiere al milagro islandés. A diferencia del sur de Europa, donde los recortes y las subidas de impuestos se han cebado con la cultura, desde ese crash económico que tiró al país por los suelos se ha volcado en el sector de las industrias culturales. El impacto económico de esa actividad [mil millones de euros] dobla hoy al de la agricultura y está solo por debajo de la legendaria máquina de exportación de bacalao al mundo continental. Han convertido a sus artistas en protagonistas del éxito económico reciente. Islandia caballeros, ven a la cultura como la base de las industrias creativas, una parte cada vez más importante de la economía. El gobierno recortó partidas de estructura, adelgazó ministerios y gastos fijos, pero aumentó las aportaciones a proyectos culturales independientes. Una mezcla de tejido público/privado muy ágil que no supone la renuncia del Estado a la gestión de la cultura y la educación. La base tiene que venir del sector público, como la educación, y en un país tan seriamente triste como Chile, donde aún queda la sombra de una dictadura militar que perpetuó un sistema económico de sobre abusos para con su población, generando una lucha de clases sin control, la gente necesita deshinibirse, dejar volar su imaginación, dejar volar su espíritu, y lograr identidad propia. Las artes no son un proyecto paralelo a la buena economía, es la base de su salud... y en ese sentido, debe exigirse tanto al Estado como a la industria la definición de su papel. Vuelvo de nuevo a Muñoz Molina, porque esta nueva institución, deberá enfrentarse, y con un par de buenos cojones, a un fenómeno extraordinario donde la gente, por un tema cultural [o su contrario...] da por supuesto, y con melancolía. Me refiero a la paradoja que en un país con un patrimonio tan formidable como Chile, exista un desprecio tan extendido, público y privado, hacia casi cualquier forma de trabajo intelectual o creativo, en donde mereciese el recelo o la abierta agresividad de la ciudadanía, y los poderes públicos, en vez de favorecer esa fuente de riqueza, hicieran lo posible por perjudicarla y arruinarla.


En países como Chile, a los profesionales de la política nunca les falla el olfato demagógico. El desprecio por el conocimiento y por la imaginación creativa puede ser dañino para la economía, pero no perjudica al dirigente que lo pone en práctica. Incluso bien manejado, le puede deparar algunos réditos populistas. Un escritor o un músico que reivindique a cara descubierta el derecho no ya a vivir de su trabajo, sino a recibir una compensación por parte de quienes, pocos o muchos, disfrutan de él, recibirá comentarios de una agresividad que da escalofríos, bastante mayor que la que provoca un banquero o un político ladrón. Espero que estéis todos ya preparados para eso, porque hay que tener carácter, y de nuevo, un par de cojones como un puño. La creación de este gremio es una buena noticia, para todos, porque de su éxito en el corto, mediano y largo plazo, debería ser positivo no sólo para el mundo de la moda chilena, sino para todo el resto de áreas de la cultura. Vayan a por ellos, y a por todos. Estoy muy orgulloso de vosotros chicos, enhorabuena y arriba.




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