Image::THE COLLEGE FUNDING AUTHORITY::
En poco tiempo más, un chico
español conocido en su tierra y unas cuantas revistas anglosajonas de
tendencias por basar un blog personal en su propia imagen física y distintos
estilismos, dictará una supuesta “Master Class” en un hotel de Madrid, a un
costo de mil quinientos euros por cabeza. Aquel precio, y las dudas sobre la idoneidad
profesional de aquella persona para osar dictar una clase magistral fuera del
ámbito académico, o fuera de los muros de una institución educativa acreditada
para eso, para la formación, como es
natural, levantó las suspicacias de no poca gente, y de medios de comunicación
de envergadura como diario El País o la edición española de la revista Vanity
Fair.
Me parece necesario hablar sobre
este caso tan particular y polémico, y con suficiente competencia en el tema
considerando que quién os escribe fue el primer blogger de moda propiamente tal
en el idioma que nos acompaña, con libros publicados relativos al universo de
las redes sociales, la moda y las tendencias, medallas aparte. También en el
hecho de que hace pocas semanas atrás, haya realizado, justamente, una Master
Class sobre últimas tendencias en el panorama global de la moda, antes de esta
publicitada nueva instancia, a diferencia de ella, impartida en una institución
académica en suelo chileno. Y es que a este chico le han cogido manía, y las
voces en contra tienen sus razones. Cuando comenzó su rutilante carrera virtual
siendo apenas un estudiante en los cursos de la Saint Martin’s londinense,
mucha gente veía, incluyéndome, a este personaje, un chico guapísimo, mostrando
sus atributos físicos desnudo sobre una cama, imágenes ciertamente llenas de
erotismo pero a su vez muy elegantes, un adonis de cuerpo perfecto quien
aprovechó de manera subliminal sus atributos para hacerse rápidamente conocido.
Luego supimos nuevamente de él en lo público al emparejarse con el célebre
diseñador español David Delfín, y por estos días como nueva pareja de Nicolas
Ghesquiére.
Sería imprudente de mi parte
hablar negativamente de este personaje cuyo nombre prefiero evitar por respeto
a su persona, y solamente porque compartí con él espacio en un desaparecido
sitio virtual financiado por una marca de licor hace no tanto tiempo atrás,
además de otros llamados “ego bloggers”. La verdad, para seros honestos, nunca
llegué a comprender mucho qué diablos hacía yo ahí metido, pero en fin.
Volviendo a esta famosa Master Class, donde se promete a incautos blogueros
primerizos “educarles la mirada” o entregar las pautas para convertirse en algo
que han llamado “Fashion Influencers”, que vaya uno a saber a quién se le ha
ocurrido tamaño título, en el plazo de tres días, resulta, a todas luces,
preocupante y perturbador. ¿Usted piensa realmente que puede llegar siquiera a
dar una pincelada general sobre cómo mirar el mundo en toda su universalidad en
menos de una semana? No creo que ni el mismísimo Pablo Picasso sea capaz de
ello, porque eso no es enseñable en ninguna clase magistral, ni siquiera en una
carrera de 5 o 6 años. Eso se consigue en el transcurso de toda una vida.
Pretender lo contrario, como en este caso, es un simple alarde al egocentrismo,
a la estupidez de la inexperiencia y a la ceguera de las luces por la fama y el
espectáculo. Ni el propio Ghesquiére ha llegado a conseguirlo, sino sería un
nuevo Cristóbal Balenciaga o un nobel Hubert de Givenchy, y no lo es,
simplemente porque para eso hacen falta años, de estudio, de meditación, de
trabajo y de observación en silencio, fuera de los focos… no sé si se entiende.
No creo poder ser más gráfico.
Respecto a lo de “Influencers”,
también es relativo. No existe al día de hoy, ni un solo blogger de moda que
tenga influencia real sobre la moda, simplemente, porque para tener influencia
hay que tener poder, estimados lectores… no se trata de codearse o irse de
fiestas y cenas con los diseñadores o directores creativos de las marcas, sino
con quienes están por encima de ellos, que son los inversores, los propietarios
de los Holdings y sus ejecutivos, los directores de medios de comunicación y
Editores de las revistas que tienen en sus manos el poder de hacer de alguien
una estrella, o no. Y en privado. Y para eso se requiere de mucho trabajo. Se
trata de estar legitimado por libros escritos, editados y publicados de tu puño
y letra. Se trata de estar legitimado por la academia, por Institutos y
Universidades en los que dictas formación o a los que eres invitado a dictar
una Master Class. Se trata de estar legitimado por los diseñadores de la
industria tras los cuales has estado como el mago de Oz para que logren salir a
la luz y vivir de lo suyo. Se trata de permanecer vigente en los medios de
comunicación a través de artículos y entrevistas inteligentes, y en la medida
de las posibilidades de la discreción, en el perfil más bajo que la misma
industria te lo permita. Eso es un “influencer”, o como diablos queráis llamar.
Esto de los bloggers de moda,
como ya hace algún tiempo se erizaba en narrar la querida Suzy Menkes, es la
mayor tontería que he visto en mucho tiempo. Te llega a sacar carcajadas en la
soledad y a veces hasta a ruborizar. Y es que da vergüenza ajena. Parece que
los mejores tiempos fueran cuando estábamos Yvan (Rodic), Scott (Schuman),
Diane (Pernet), Garance (Doré) y ya. Hasta la aparición de los “ego bloggers”
pasó sus quince minutos de gloria y da sus últimos coletazos como un animal
moribundo, y sobre ese tufillo a viejo pretender cobrar sumas absurdas por
conocimientos que nadie puede a ciencia cierta legitimar, probablemente, para
este caso, pueda, como estamos viendo, jugarle una mala pasada a este chico.
Pese a todo, público hay para todo, como siempre, y como están las cosas, pasta
en el bolsillo a nadie le viene mal. Ojalá y le llegue público… total, sigo
creyendo firmemente, aunque no lo parezca, que la gente a fin de cuentas no es
imbécil. Suerte en esto, y en todo, para todos, siempre que esté bien.
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