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6.2.08

EL GLAMOUR DEL HUMO...


Imágen::SPASTOR BARCELONA::


El pasado domingo 20 de enero, el diario "El País" anunciaba en su portada que la firma Spastor (pese al bullado éxito en la última edición de CIbeles) dejaba de participar en pasarelas y semanas de la moda hasta nuevo aviso. Las razones? nada sorprendente: crisis económica e incapacidad financiera para poder asumir los costes de producción de tales espectáculos.


Esta determinante decisión de Spastor -de un juicio muy sabio y aterrizado- no se debe a que la empresa esté a las puertas de la quiebra, sino más bien, a que sus propietarios prefieren canalizar este gasto efímero a sustentar la producción de sus colecciones ante los altísimos precios que las fábricas cobran por manufacturar tiradas cortas de alta calidad textil, de por sí mal negocio de poca retributabilidad para firmas independientes sin fábricas propias (saco en donde se incluyen prácticamente la totalidad de las firmas independientes en Barcelona y toda España).


A pesar del enorme target publicitario que representa poner ante fotógrafos, "nice people" y periodistas especializados una colección sobre la pasarela y más allá de esa suerte de atmósfera estética que se crea en un desfile, a fin de cuentas queda solamente en eso: una atmósfera estética que exige desembolsar sumas absurdas en desmedror de la producción.


Y con esto no me refiero sólo al ámbito español. A nivel internacional la situación va siendo similar. Hace diez años atrás el mundo de la moda se sorprendió cuando Versace anunciaba su retiro de las pasarelas de Milán, París y Londres exactamente por las mismas razones. La firma italiana tuvo que salir de pérdidas diversificando su producción (antaño sólo referida al área textil) hacia otras ramificaciones del diseño industrial, como la creación de productos dirigidos al hogar (lámparas, mobiliario, vajilla y ropa de cama). Por su parte la también italiana Gucci pudo sobrevivir gracias a la estrategia de Tom Ford con una única línea de accesorios y también extendiéndose más allá de los armarios.


Volviendo al área local, la muy inteligente Agatha Ruiz de la Prada sabía lo complejo del asunto y más allá de esperar lo esperable, se subió las mangas y sus mismas flores y colores fosforitos los transfirió a azucareros, bolígrados, toallas, sábanas, una colección de pinturas acrílicas al agua para pintar la casa y cuanto pueda imaginarse.


Esto qué nos sugiere... una eventual diversificación sin pies ni cabeza del mundo de la moda? sería irracional esperar que un diseñador dejase de dedicarse en forma exclusiva a crear sus piezas y por el contrario tuviese que crear objetos a modo de IKEA para hacer sobrevivir su nombre y su marca? de quién es la culpa al final?... la respuesta es sencilla: Asia.


El gran peligro asiático observa con discreción este caos nuestro y se soba las manos con una enorme sonrisa. Su frenético re equipamiento de maquinaria textil y su enorme accesibilidad a mano de obra barata va poco a poco acaparando clientela y grupos inversionistas antaño exlusivos "made in EU". (como mencioné en artículos anteriores).


Lo que veníamos profetizando desde hace ya rato es ahora una realidad, y los peor parados son sin duda los jóvenes diseñadores independientes, que ante estos excesivos costos (tanto de producción como de promoción) van condenados a la quiebra antes siquiera de abrir sus propias marcas. Los diferentes ministerios de economía e industria de los países europeos en donde se produce alta costura, como así gobiernos locales y organismos de promoción del área tienen ahora la responsabilidad y obligación de actuar antes que el tigre asiático nos coma de un solo bocado...


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