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31.1.09

LA BELLEZA Y EL PODER


Imágen::FANTASTIC MAN AMSTERDAM::


¿Por qué unas cosas no parecen mas bellas que otras? No sólo los artistas, sino también varios científicos contemporáneos piensan que la percepción estética es una forma de conocimiento. Miguel Angel entendió instintivamente la organización visual y emocional del cerebro humano, y sus mecanismos comunes de funcionamiento. Fue ese entendimiento profundo el que permitió al artista explotar nuetra organización visual común para excitar experiencias compartidas que la palabra no puede alcanzar. Toda la belleza y la grandeza del arte, está simplemente en ser capaz de elevarse sobre las formas singulares y las particularidades de cualquier tipo, mediante una idea abstracta más perfecta que cualquiera de los originales, que se manifiesta como una ecuación o una metáfora.

La moda alcanzó en gran medida ese concepto a nivel simbólico, y por supuesto, lo dotó de un poder sin igual. En manos de quién estaba ese poder entonces? Más que en la de los diseñadores y marcas, estaba en manos de las revistas, aquellos medios que podían ser capaces de transmitir y capitalizar aquellas concepciones de belleza. Eran y son verdaderos órganos normativos que legitimizan creadores y creaciones, precisamente, porque funcionan como árbitros de los hábitos de consumo que institucionalizan determinantes diferencias sociales, separan a los ricos de los pobres, la juventud de la vejez, la belleza de la fealdad y el poder de las élites con los de las masas que los siguen... lamentablemente.

El poder ejerce un atractivo indudable. Hay individuos que aspiran a tenerlo y que lo convierten en el objetivo de su vida (me resulta un espectáculo cotidiano) y mucha gente corriente -y no corriente- se sienten atraídos por estos poderosos y se rinde a sus ideas y su figura. Y no es raro, sabiendo que la primera inclinación natural de toda la humanidad es un perpetuo e incansable deseo de conseguir poder, que sólo cesa con la muerte. El poder es el último afrodisíaco y tiene un encanto irresistible para los demás y para quien lo ejerce. ¿Por qué? Porque el ser humano está movido por tres deseos básicos como bien describe Piergiorgio Sandri: el de bienestar, el de vinculación social y el de la afirmación del yo. Lógicamente, el ejercicio del poder permite todas estas cosas, pero pese a sus supuestos privilegios y abusos, este ejercicio puede convertirse en un peligro. El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente.

Hay dos cosas, a mi juicio, que la gente persigue en su vida; uno es el dinero y el otro es el poder. Ambas están relacionadas pero es en sí el dinero una medida de prestigio, de autoridad, por ende, de poder. Menuda estupidez. Con el tiempo, sin embargo acaba teniendo más poder el que tiene mas dinero, que presume de más conexiones profesionales y aquel que es más capaz de manipular al otro. En este sentido las mujeres son mejores que los hombres y salen ganando, sobre todo en la industria de la moda. Todas las relaciones interpersonales son una lucha de poder; inconscietemente siempre tratamos de ejercer poder sobre el otro. A pesar de esto, en lo personal, prefiero quedarme con la idea de que las buenas relaciones son aquellas democráticas, donde ninguna de las dos partes ejerce una dictadura económica, afectiva o física. La clave esta en aceptar que cada uno ejercera su influencia en una determinada área y por supuesto, se hace imprescindible bajar al narcisista de su pedestal.

Juan Cruz tuvo hace poco el inmenso honor de entrevistar al periodista francés Jean Daniel, un hombre de 88 años con una trayectoria brillante y sobrecogedora. Director y cabeza pensante de "Le Nouvel Observateur", una sublime pero elitista revista que él decidió convertir en un magazine de gran tiraje sin disminuir sus impresionantes ambiciones culturales. Con el premio Príncipe de Asturias a cuestas, fue galardonado en 1978 como el mejor periodista del país galo, y es quizás este octogenario, con un humor y una personalidad planetariamente inverosímil, del que me valgo para reflexionar sobre la función y la obligación de los que jugamos y tratamos todo el tiempo con la belleza y el poder, sobre todo, para que dominemos ambos conceptos de la forma mas coherentes que la inteligencia, la logica y la decencia nos permitan.

Como bien mencionaba antes, el poder fascina; fascina a los periodistas muy a menudo, porque si tienen el gusto por la literatura, quieren saber cómo se hace la historia. Con esto me refiero a que la historia es el sufrimiento de los pueblos, los dictadores o los poderosos que la hacen y los periodistas que la contemplan para describirla. Los periodistas están entre el poder y la historia, y han de saber muy bien como funciona el poder, con el importantísimo condicionante de que la fascinación no caiga en la complacencia, la indulgencia y la corrupción. Con esas condiciones, es interesantísimo ver cómo funciona un hombre que detenta todos los poderes. En este momento específico señores, hay que desconfiar de todo, hasta del más mínimo detalle. Jean Daniel tenía un método: o rechazaba la invitación, o la aceptaba haciéndola notar. ¿Por qué? Porque se debe tener la lucidez a ser más crítico cuando mejor uno sea recibido, ya que la relación del poder con la prensa es un problema en ambos sentidos. Hoy existe el exceso de transparencia, no se sabe qué crimen hay, pero hay que descubrirlo. Pero la filosofía de la transparencia cuando se lleva hasta el extremo, por virtud o por vicio, llega hasta la violación de la vida privada. Y existe una intromisión nueva, la intrusión de la fotografía y la imágen en la vida íntima. Cuando se traspasan los límites, se llega a aberraciones. Todo aquel que comunique, todo periodista, debe saber que el fin del periodismo es escribir, el texto. Pero en esa información existe sólo la fuerza de la imágen, la fuerza de un título y la fuerza de un condicional.

Donde Ustedes estan recibiendo toda esta información, en este preciso instante, es a través de un sistema tecnológico e informático, público, gratuito y de alcance planetario. El gran tema, es que la calumnia se apoya ahora en las nuevas tecnologías. La realidad y la posibilidad hoy es internet, suplanta otros medios, pero créanme que con el libro, con el papel impreso jamás va a suceder lo mismo, porque hay algo mágico en él de caracter universal, en sus páginas, en su forma y en su capacidad de transformarse en objeto, en tesoro. A los periodistas, sin embargo, les aporta el gusto por la velocidad, la posibilidad de que cualquiera pueda contestar a cualquiera, porque esa misma velocidad puede proporcionar una impresión inmediata del sentir popular. Con todo esto, la obigación sea hoy quizás, la capacidad de conocer las nuevas trampas de la tecnología, porque el reino de la imágen lo ha cambiado todo, incluso la forma de escribir. La gran innovación que ha incrementado los temores es la simultaneidad, la ubicuidad, el hecho de que cuando alguien habla, faltan segundos para que lo sepa y se entere toda la tierra. Eso, según Daniel, es algo extraordinario. La amenaza a la vida privada, es el peor defecto del periodismo. El periodista tiene un poder injusto; la capacidad de hacer el mal que posee el periodista es devastadora, impresionante. En una hora o en veinticuatro, se puede deshacer una reputación, se puede transformar a alguien que tiene fama de ser honesto en un terrible malhechor, en un delincuente. Es un poder obsceno.

Esta es una apreciacion difícil, que depende en primer lugar del director, el editor o el redactor jefe, de la forma en la que quiera concebir determinado medio de comunicación. Esto pasa de paredes para adentro, pero no sucede igual en un medio tecnológico, gratuito e independiente como un blog, en donde quien escribe es principal responsable del contenido o línea editorial que proporciona. Es quizás una mayor responsabilidad, pero al mismo tiempo es una vía mas segura, porque nos da el tiempo para verificar toda la información sin tener sobre la espalda una fecha deadline ni intereses de los grupos económicos o políticos de rigen a un medio dependiente. Es mejor verificar que lanzarse, no hace falta ser los primeros, porque es mejor ser el segundo y verídico antes que el primero y equivocado. Sin embargo, todo el mundo quiere ser siempre el primero. Por qué tamaña manía? Es entendible, es el afán de poder en mi personal opinión, de estar siempre a la cabeza. Que crazo y abismal error.

¿Qué porvenir tendrá nuestra causa, la de la comunicación, si empleamos las mismas normas que nuestros enemigos? Y el periodista y el comunicador, ¿es honesto utilizando medios que considere inaceptables para otros? La pregunta es si estamos condenados hoy a imitar los medios de los enemigos. Internet y los medios independientes como éste, podrían tener el poder de desterrar todo tipo de mentira, donde la virtud fuera divertida y en donde se defendiesen tres principios: la justicia, el honor y la felicidad; podríamos usar imágenes visualmente imponentes, sabiendo que el día en que la revista "Times" de Londres puso una foto en portada, el mundo periodístico cambió radicalmente. Hoy en el periodismo, sobre todo en el periodismo de moda no hay ciencia económica, no existe conocimiento analítico financiero; se han equivocado casi todos desde hace una década, hemos perdido los instrumentos de previsión y nos faltan paradigmas. Como bien dice Daniel, el periodismo consiste en vivir la historia mientras se hace, y si esa vivencia te proporciona poder precisamente por hacerlo, será bienvenida, pero será tratada con el valor de la objetividad. Es la única forma señores de aportar, y aportar bien. Humildemente, eso entiendo por belleza.

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