Imágen::PROENZA SCHOULER by ANDREW H. WALKER::
El jueves 18 de junio de este año, la dupla detrás de la firma Proenza Schouler, compuesta por el ex becario de Marc Jacobs Jack McCollough y el ex asistente de Michael Kors Lázaro Hernández, se hacía con el Palacio de la Petraia en Florencia con una sobrecogedora instalación artística para presentar su precolección. Para ello encargaron una instalación a Haim Steinbach, fotografías de Liya Kebede a Kalup Linzy y un video musical a Chlöe Sevigny. El resultado de ambos egresados de la Parson, fue sencillamente magistral. ¿Calificación? Notable. ¿Creen que era un capricho? Error señores, simplemente, porque los shows de pasarela de primaveras y otoños no son más que simples herramientas de marketing que no aseguran ventas. Son las precolecciones, que se lanzan meses antes la verdadera clave, porque son más comerciales y los precios más ajustados. Ahí se hace el real negocio, por lo que montar algo importante a su alrededor tiene más sentido y lógica que obsesionarse o desvivirse por presentar temporada en un Fashion Week. Eso déjenlo a la prensa. Aquello es sólo publicidad, no venta. Cualquier diseñador con dos dedos de frente debería saberlo, sobre todo los independientes. ¿Cómo se llama eso? Innovación, lo que Trias de Bes llama océano azul.
Si no me creen, les traigo de ejemplo al comedor a don Guy Laliberté, uno de los fundadores y propietarios del Cirque du Solei, en brazos, con su traje de astronauta y su nariz de payaso y se los tiro con fuerza arriba de la mesa, que rompa los platos y las copas, que lo rompa todo. Total, qué mas da, si está considerado entre los doscientos hombres más ricos del planeta, con una fortuna valorada en dos mil cien millones de euros, dueño de una multinacional con cuatro mil empleados y presencia en más de cuarenta países... ni Dior... y va subido en zancos. Que lo rompa todo, me voy a reír a carcajadas. El gran secreto del Cirque du Solei, que pareciese que los chicos de Proenza Schouler han sido capaces de lograr descifrar, es lo que los autores W. Chan Kim y Renée Mauborgne denominan como océano azul, que es simplemente, un concepto que crea un espacio sin referente competitivo, que suele ser el resultado de la fusión de varias industrias. Quienes crean océanos azules contemplan el mundo sin los artificiales compartimientos que otros se dan el gran lujo de catalogar sin derecho alguno como industrias o sectores, una distinción que suponemos sólida y que como vemos hoy, es tan efímera como la vida de una mariposa. El Cirque du Solei es una mezcla de circo, teatro y musical, sin ser exactamente ninguna de las tres, así como Proenza Schouler puede ser moda, arte o espectáculo; idéntico a una revista de tendencias que puede jugar con el mundo editorial, montar exposiciones en un museo, organizar fiestas con diseñadores y dj´s o lanzar un perfume, es decir, el crear mundos propios e incompetibles, hazaña que asegura su perdurabilidad en el tiempo así como su rentabilidad.
El segundo gran secreto señores, radica en que debe existir con el mismo peso de una tonelada de acero la obsesión por el detalle, que debe superar al mismo Stanley Kubrick a la hora de dar por buena una toma, que deben transmitir obligatoriamente sensaciones de colorido, riqueza y perfeccionismo. Laliberté entendió desde el primer momento, igual que las cabezas de los mejores proyectos de la industria de la moda y la industria editorial del mundo que él no debía ser la estrella ni permitirse jamás ser rostro de ninguna portada, ni aparecer por ninguna pantalla de televisión ni elevarse asimismo a la categoría de celebridad si quería algún día gastarse veinticuatro millones de dólares en darse un garbeo por el espacio durante un par de semanas. Asimismo, la publicidad nunca debería mencionar nombres propios ni destacar artistas unos por encima de otros. El público va a ver un circo, como compradores el show de una firma o la gente a leer una revista, y punto. En síntesis señores, la homogeneización del talento permite la creación de una marca, lo que permite un crecimiento meteórico posterior. Un artista no puede desdoblarse en varios, pero una marca si puede. Lógicamente, eso requiere una gestión de Recursos Humanos impresionante, donde se selecciona a los mejores del globo y se les retiene tratándolos bien y en ausencia de ambientes jerárquicos. Encima se lo pasan en grande. El último gran secreto y quizás el más importante, es la innovación continuada. Se debe procurar superar la calidad y el impacto de cada uno de sus proyectos. En lugar de refugiarse en la autocomplacencia de éxitos pasados, año tras año y proyecto tras proyecto se imponen a sí mismos: Innovación.
Si he de insistir en esto, se debe a que pareciese ser que la idea, por lo que veo, a los Gobiernos y a la Industria les aterroriza. Qué poca seguridad, ¿no? Don Albert Einstein lo decía, no yo: "No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y los países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia, como el día nace de la noche, donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quién atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El problema de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y las soluciones. Sin crisis no hay desafíos, y sin desafíos la vida es una rutina, una lenta y dolorosa agonía. Sin ella no hay méritos. Es en ella donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin ella todo viento es caricia". Hablar de crisis es promoverla y callar en ella es exaltar el conformismo. En vez de morir así, trabajemos duro por asesinarla. Acabemos de una vez con ella y arranquémosle la vida de raíz a la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla, con pasión.
Lo primero que debe plantearse una empresa, sea del sector que sea señores, es para qué se quiere innovar. Más que nada, porque la única innovación sostenible es la que sirve a la sociedad, no a individuos particulares, atendiendo necesidades y demandas emergentes, estrechamente relacionadas con el bienestar de las personas y del medio ambiente del que todos formamos parte. Lo paradójico del asunto es que la actitud innovadora de las personas es una inversión que sí está al alcance, que no requiere de mucho dinero. Hoy en día podemos comprarlo e imitarlo todo, salvo la actitud de las personas, su creatividad, su energía, su motivación y su entusiasmo, tan necesarios para impulsar los avances vanguardistas que permiten que los proyectos y organizaciones crezcan, evolucionen y permanezcan fuertes con el paso del tiempo. Los directores y cabezas de proyectos que sueñan con liderar empresas innovadoras deben, disculpando la expresión, con dos cojones, esforzarse por construir y fabricar culturas organizacionales basadas en el cambio y la adaptación permanente, evitando el tan vulgar borreguismo que genera rutina y estancamiento a niveles monstruosos, como la sensación de ver morir caballos en sus establos bajo la luna llena. Esta profunda recesión planetaria nos ha ayudado a darnos cuenta, espero que a todos, de que es una oportunidad única, desde el siglo pasado que casi ninguno vivimos, para introducir una innovación humanista en la manera de crear Estado y Gobierno, hacer empresa y transformar la Educación, formando a nuestros profesores para que inspiren, entrenen y estimulen a sus alumnos, además de compartir con ellos y el resto sus conocimientos teóricos y técnicos con generosidad, no como los grandes desgraciados de la época reciente que por ley de la divina mortalidad, van desapareciendo de este mundo para beneficio de la Humanidad completa, dando paso al olvido eterno de sus patrañas y maldad sobrenatural.
A por la Educación damas y caballeros, haciendo los cambios y reformas para mejorar todo el proceso formativo en un giro radical, desde que el alumno soñador con un futuro y trascendencia profesional y personal para llegar a ser alguien en la vida lo consiga, otra vez, con dos cojones, desde que se inscriba hasta que lo finalice, potenciando la labor de feedback y seguimiento, metiéndoles el dedo en la llaga para hacerlos fuertes, mejorando nuestra vocación de servicio y venciendo nuestras propias limitaciones y egoísmo en guardarnos la información que ellos necesitan por miedo a que nos superen, porque no existe mayor leyenda que quien fabrica a más leyendas. Innovación. Serán su ejército y lo protegerán con la vida. Dejen ya de pensar en el estatus y el prestigio social, ¿para qué? Si ya perdimos absolutamente todo, el nuevo hombre más poderoso del mundo es un "negro", las dos potencias más fuertes a nivel económico son "chinos" e "indios" y los pocos que van sorteando el descalabro y subiendo como la espuma gracias a sus talentos y sonrisas son los "sudacas", justamente, todos aquellos de quienes nos burlábamos y mirábamos en menos. La vida nos da sorpresas señores, nos la puede jugar y nos puede voltear la cara a palma abierta. Ya es tiempo. A luchar por lo nuestro, que al final es lo de todos. El talento existe, lo veo a diario, a raudales como una enorme catarata de agua fresca. A quitarse toda la ropa, que el Dj haga lo suyo y a tirarse todos por ella. Se van a partir de risa, créanme, se van a mejorar la vida vosotros, sus hijos y sus nietos. Innovación.
¿ Qué se requiere para aquello? Hay un buen señor, en esta misma ciudad llamado Eduardo. Don Eduardo Punset i Casals, nacido por ahí por la década de los treinta, dice que hay que saber que existen más cuestiones sin respuesta que con respuesta y que el mejor sitio para encontrarlas es dentro de uno mismo, y es verdad. Rotunda y confirmada. De ahí la importancia de cogerle el gusto a cuestionar, a reflexionar, a pensar por uno mismo y desafiar a la muerte viviendo cada instante como si fuese el último. Las personas innovadoras ponen su curiosidad y su talento al servicio de mejoras tangibles para la sociedad, porque son concientes de que lo importante no es si hay vida después de la muerte, sino que la haya antes, mientras estamos vivos. A nuestros padres les mintieron, les vendieron un sistema que ellos compraron sin rechistar. Era un sistema muy creíble, todo subía. Nosotros ahora vemos con las pupilas clavadas cómo ese sistema se derrumbó frente a nuestros propios ojos, y frente a los de nuestros padres también. Todo aquello que tenía credibilidad aparentemente vitalicia, políticos, economía, iglesia y medios, ya no lo tenían más, así de simple. Había desaparecido todo, ¿En qué se podía creer ahora? en nada. Es la simple razón por la que los jóvenes somos más innovadores señores, porque ya no nos creemos nada. Lo paradójico y notable, es que ahora sean nuestros padres los que traten de imitarnos a nosotros, de quitarse de encima aquella gran mochila que llevaban y les pesaba como una cruz, y eso es un acierto, descomunal. Los jóvenes no se aferran con tanta facilidad a lo establecido, ni tratan de evitar el riesgo y el cambio continuamente. Por el contrario, suelen abanderar las reformas profundas de la empresa y la sociedad. Y no al azar; lo hacen constatando la necesidad de conciliar conocimiento y entretención. Innovación. Para promover la innovación hay que automatizar al máximo los mecanismos de decisión. Más que nada porque la civilización ha consistido en la progresiva automatización de los procesos productivos. También es vital fomentar el trabajo en equipo, y eso sólo se consigue con el aprendizaje social y emocional; es decir, la buena gestión de las emociones básicas y universales con que la gente viene al mundo. Debemos estimular señores el trabajo y el pensamiento multidisciplinar, como estos océanos azules, estos mundos tanto de contenidos como de entornos, de todas las generaciones pero cuidando con intentar saber cada vez más de menos, porque así sólo se termina sabiendo todo de nada, que es el gran peligro, como hoy lo vemos, lamentablemente, de nuestros políticos y economistas. Los gallineros son más silenciosos. Innovación.
Si un empresario no innova es porque no se ha encontrado entre la espada y la pared, así de sencillo. Todo lo que en el aquí y ahora está sucediendo, hará que un número mayor de empresas afronte el dilema de innovar o dejar de vender. Preocupémosnos de tener las ideas y un entorno envidiable de creatividad. Eso ya atraerá el capital. Es esencial. Falta autoconfianza en creer que lo que se descubre pueda tener valor de mercado y ser patentable. Y también mayor sensibilidad. El I+D es el realmente determinante para la generación de ideas y de entornos creativos, lo vuelvo a repetir, hasta el cansancio, porque la salida europea y planetaria de la crisis pudiera ser industrialista, con una industria intensiva en conocimiento y tecnología, El liderazgo de un país viene muy determinado por los centros de decisión que tengamos y los empleos cualificados que generen. Los objetivos cuantitativos no movilizan señores, lo que hace falta es una aspiración. Saber qué tipo de país queremos ser. Si la apuesta está muy centrada en las TIC, como Finlandia, un monstruo del I+D, será necesario invertir más de un tres por ciento del Producto Interno Bruto. Un pacto nacional para la innovación es ambicioso y marca una concordancia de pareceres y similitudes que es útil y clarificadora. El gran tema es cómo se despliegue. Si se hace con sentido común, sería un acierto, pero significa no creer que desde un documento oficial se pueden decidir las actividades a las que debe dedicarse un país. Mientras tanto, hagámoslo nosotros por nuestra cuenta, será la mejor alternativa. Bien por los Proenza Schouler, esperaré con ansias la invitación para su próxima precolección, y enhorabuena por Laliberté, disfruta tu viaje espacial y envíame una postal, porque estoy seguro que sabrás perfectamente cómo hacérmela llegar. Por algo es Laliberté: innovación. Así se concibe una potencia. A por las precolecciones chicos, a hacer cosas guapas. Me encantan las galerías y los espacios limpios y raros. Me consta que a los compradores, también. No quiero que vayan a por el Fashion Week. Quiero que el Fashion Week venga a por Ustedes. De promocionarlos y defenderlos, nos encargamos nosotros, los medios. A lo vuestro. Una vez más: Innovación.
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