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23.12.10

PAPELES EDITORIALES


Image::MR ROMAIN MENKE PHOTOGRAPHER © ANTWERP::


El último artículo publicado [más abajo], generó una gruesa polémica que terminó Directores al teléfono [de la única revista de tendencias y la única femenina] de un país sudamericano. Sólo en base a dos preguntas y dos respuestas, que digamos, no es una entrevista. ¿Pero qué polémica? Pensaba. Para quien les escribe, no había ninguna polémica, esas son cosas que se inventa la gente en la cabeza. Pensaba también a solas, en silencio. Si publicar información de primera mano, verdadera, con nombres y apellidos sobre una situación nacional que es tal y cual como fue contada en base a fuentes de las cuales se respeta su absoluta integridad, física y moral, aquello no puede ser ninguna polémica, o como le quieran llamar. Es la simple práctica del ejercicio periodístico. Eso no puede polemizar a nadie, supongo, teniendo dos dedos de frente, claro está. Polémica se produce, únicamente, cuando no están acostumbrados a ello. De otra forma es, honestamente, imposible.



Más allá del tema, que se da por cerrado, al menos de esta parte, salía la pregunta de algo que es mucho más importante, que creo que vale la pena abordar… una vez más. Los papeles editoriales. 6.692.030.277 personas, es decir, la totalidad de la actual población mundial según cifras oficiales del Banco Mundial al año 2008, han visto, con sus propios ojos, la montaña rusa global con respecto a los medios de comunicación en el globo entero. Fueron testigos de cómo la globalización hizo creer a los directores de las cabeceras oficiales de ese mismo globo que podían coger la sartén por el mango, influir en decisiones políticas y movilizar a sus poblaciones a favor o en contra de algo o alguien, maquillar la realidad según sus intereses y mantener eternamente su blindada posición. Pues en sólo un par de años, en el mundo desarrollado, aquello se fue, directamente, al tacho de la basura. Se fue todo al carajo. Y hace menos de un mes, un sitio en internet, capitaneado por un solo hombre, los metió al horno, a todos, sin condimentos. Supongo que saben a qué y a quién me refiero. No hace falta decir más.



La gran pregunta es, o tema, es que si en los medios grandes, que abarcaban política, economía, finanzas, cultura, hasta religión y creencias, nadie les creyó más nada [no me lo invento, es cosa de mirar internet…] y si los únicos que permanecieron teniendo como patrimonio el tesoro de la credibilidad, los artistas y los científicos, quienes independientes, se han mantenido a la distancia con sus propios medios independientes, y ahora mismo son, con todas sus medallas, celebrities internacionales, y sus medios de comunicación, objetos tangibls e intangibles de culto en el mundo entero, entonces díganme Ustedes mismos, cuál es la otra cara de la moneda. Ellos no se meten con nadie que no sea de sus circuitos, y si lo hacen, es a través de otros canales, por relaciones profesionales únicamente. Si te invitan a cenar a casa, es sólo porque creciste con ellos de la infancia, de otra forma, ya les digo, para los de las ramas creativas, es una cosa, directamente inviable. Un tema del orden de las cosas, nada más.



El papel editorial. Buena pregunta. Como ahora mismo está el mundo, prácticamente, por los suelos, hago yo mismo la pregunta. ¿Quién es mejor editor, el que por sus propios medios, dificultades inimaginables en lo diario, fabrica un contenido de calidad internacional, lo suficientemente creíble y estructurado para tener influencia y catapultar profesionales de todas las áreas creativas, las únicas que van siendo creíbles gracias a su convicción de no venderse a nadie, o quien en la comodidad de un grupo económico detrás, asume como otro mortal las órdenes de mantener estable situaciones de monopolio político, económico o ideológico? Creo que la respuesta se da por sentada. Radica en una situación de simple integridad, y desde aquello, se hace y deshace y se vuelve a hacer. Barcelona, capital mundial de la edición, es un ejemplo de ello, donde sus editores independientes han hecho de sus proyectos, como totalidad, una verdadera institución ante los ojos del resto del globo, con una visión coherente y a largo plazo de cuyo modelo el resto del mercado editorial europeo y americano van replicando estrategias. No fue tan difícil. Fue una simple cosa del sentido de integridad y de visión internacional, y ahí siguen, pregonando como leones factores importantes, como la inteligencia, la equidad, la democracia, la libertad de prensa, la creatividad y todo lo que de ello se desprende. A todo lo que ello respecta. En esta parte del mundo se puede hacer lo mismo y con aún más fuerza, sobre todo en lo que educación y mirada global se refiere, simplemente, porque sus sociedades, al contrario del resto del mundo, son adictas a la prensa. Denles buena prensa, y para eso, sus editores tienen una sola premisa, a lo mejor casi una obligación, que no es más, que tener cojones. No se pueden atemorizar, porque los verán sólo como una tropa de locos, una tropa de “artistas”. Desde detrás de la cortina, siempre. Los podrían llegar a sorprender. El ejemplo ya lo vieron, están ahí, trabajando. Pónganse a trabajar. A trabajar de verdad. Papeles editoriales, nada más. Feliz navidad y un buen año… créanme, será estupendo.



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