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22.10.12

EL HORROR DEL ARTE

Image:: MR ANTONI MUNTADAS by INSTITUTO CERVANTES © ISTAMBUL::


Acercarse al arte, por estos días, parece irrespirable. Al menos para sus representantes, que son los artistas. Buena parte de ellos, ante la crisis que se los lleva cual marea alta a otras ocupaciones movidos por la supervivencia, ven de cerca y de lejos cómo se les relega a un segundo plano a favor del mercado. Al menos eso demuestra la lista 2012 POWER 100, a punto de ser publicada por la revista “Art Review”. En ella, no alcanza a contarse con los dedos de ambas manos la nómina de artistas influyentes, eliminados a favor de directores de museos, galeristas y empresarios donde destacan algunas cabezas de los imperios del lujo, Miuccia Prada, Bernard Arnault o Francois Pinault.



Resulta un horror, y resulta escandaloso el hecho que tras la correcta elección a la cabeza de MS Carolyn Christov-Bakargiev, organizadora de Documenta 13, probablemente el único evento relevante a nivel mundial con un criterio y rigurosidad digno de admiración (porque las bienales de Sao Paulo y Venecia hace mucho que dejan bastante que desear), ocupen escaños empresarios que se han valido de la construcción de elefantes blancos o alquiler de museos para legitimar en un nivel superior a un número importante de sus propias marcas, empresas privadas, en un estupendo juego de marketing y comunicaciones. Es inmoral, porque el dinero vuelve a ser el patrón de fundo, y pareciese que todo se confundiese, ayudando a meter otro madero al fuego de la confusión global de la real significación del mundo del arte. “Art Review” debiera plantearse seriamente la delimitación en los lineamientos para la construcción de un listado que viene produciendo desde hace algo más de una década, porque no puede compararse a un artista como Ai Weiwei, que se enfrenta diariamente contra el gobierno de China para la apertura de libertades sociales y democráticas a costa incluso de su propia vida, junto a la de un empresario que desde detrás de su escritorio no logrará más que adquirir, a lo mejor, sus obras, sin tener más poder e influencia que la de firmar un cheque. No es medible.



Si hablásemos de un listado de los 100 más opulentos compradores de arte, se justifica, como si de la lista de los 100 hombres más ricos del mundo publicada anualmente por Forbes se tratase, pero en este caso, la ensalada de nombres y la diversidad de ocupaciones, se convierte, sencillamente, en un timo. Timo referido a que si Damien Hirst rompió en su momento el paradigma del mundo del arte, al demostrar que por sus propios medios, pasando de intermediarios, podría recaudar una fortuna por la venta de sus obras, aquello resulta un peligro quemante para galeristas, críticos y marchantes, especialmente, para sus bolsillos. Así, la justificación propuesta por su dirección editorial, que dice “En un momento de constante murmullo sobre el 1% y el 99%, el mundo del arte podría ser la prueba viviente de que el arte imita la vida realmente”. Pues vaya a saber uno a quién se le ha ocurrido soberana gilipollez para justificarla, porque aquella lista no reflecta más que un 1% de cuentas bancarias adornada entre medio con los nombres de Weiwei, Hirst, Tillman, Richter, Abramovic y Sherman, entre un par más. Honestamente, todos ellos deberían exigir que se retirase sus nombres, porque da vergüenza ajena leerlos entre otros nombres que jamás han pasado por una escuela de artes y que probablemente, no sospechan ni de lejos la verdadera importancia de sus obras más allá de cuánto puede su factoría ser rentabilizada sin siquiera sacar sus obras de una caja de madera.  



Cuenta la presentación de aquella lista que su viaje a través de once años ha pasado por el éxtasis y los egos magullados y furiosos, con grandes cabezas que fruncen el ceño y otras con sonrisas cómplices… no me digan!... “por supuesto, el arte contemporáneo que se llega a ver, en oposición al arte contemporáneo en general, y de los debates que tenemos al respecto son determinados por una red compleja y cambiante de fuerzas e intereses”… Anda, que habéis descubierto las Américas cual Colón. “Desde su creación, se ha destinado a mapear y documentar estas fuerzas y sus cambios con la mayor claridad posible”. ¿Claridad?... “Como resultado, la lista se basa en la observación que los juicios sobre quién es el mejor y qué es peor”… es decir, lo de “Art Review” es muy fuerte caballeros.



Visto como andan funcionando las cosas, y en realidad como han funcionado siempre, parece que la mejor alternativa, como antes y siempre, si no se quisiese bajar uno los pantalones completamente, sea la del “DO IT YOURSELF”, es decir: auto-expóngase, auto-publíquese, no pida favores a mercenarios; y cuando vengan a por Usted, ponga Usted el precio, y si no les gusta sus precios, pues haga como Damien. A tomar todos por culo. A lo mejor tarda más, pero créame, podrá darse el lujo, después de años de trayectoria, coger el teléfono, llamar a la redacción de alguna como “Art Review”, pedir hablar con su director y decirle secamente por el auricular, “Quítame de esa mierda”, porque esos son los más poderosos e influyentes, al menos, en el arte, en el arte de verdad, no de eso otro, de ese horror.





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