Image::MR STUART WILSON PHOTOGRAPHER © LONDON::
No fue nada grato, en absoluto,
levantarse hoy, revisar los medios y enterarse de una noticia que ensombreció a
todo el mundo de la moda no sólo de Barcelona, sino de toda España. En el baño
de un ambulatorio en Sitges, descubrían sin vida el cuerpo de Manuel Mota, el
diseñador insignia de Pronovias, la principal empresa de moda nupcial del país
junto a tres cartas... la noticia me estremeció, sobre todo habiendo
presenciado un día antes el desfile homenaje de Sarah Burton para con Alexander
[McQueen], que había tenido la misma suerte. Sólo te quedaba apretar la
mandíbula, decir para tus adentros “la puta madre” y salir a la calle en
silencio, con la cabeza gacha y la espeluznante palabra aplicada a ambos
creadores palpitándote en la cabeza, una, y otra, y otra vez. Pero bueno, ya
estaba. Sólo restaba desearle que descansase en paz, independiente al hecho en
sí, los motivos o las circunstancias.
En la principal ciudad inglesa el
cielo era gris, y el frío no daba tregua, así que lo mejor sería entrar de
lleno a The Hospital Club y ver un poco de color [y calor], en el tercer día y
final de desfiles de LONDON COLLECTIONS: MEN, la semana británica dedicada a la
moda masculina. A las nueve de la mañana partía el diseñador Christopher Raeburn
con una colección divertida, funcional y deportiva con una evidente
investigación tecnológica en lo referido a patronajes, inspiración marina e
impresiones de semáforos y rayas. Le siguió J. W. Anderson, con pura
provocación. Tomó como inspiración los suburbios como una forma de perversión
burguesa, un completo boudoir detrás de cortinas temblorosas que se
manifestaban como volantes en los bordes de pantalones cortos, botas ecuestres
negras y guantes blancos de PVC. Hardy Amies, con Claire Malcolm como cabeza
creativa, presentó para la temporada una mirada sesgada a Escocia como una
suerte de “cheque Bauhaus”, abstracciones de tartán que actualizaba la
nostalgia de inspiraciones en la alta sociedad y en conexiones creativas
fomentadas por los asistentes a los partidos de fin de semana en Balmoral.
Shaun Samson desestructuró la subcultura
del streetwear en gruesas versiones de patchwork, al mismo tiempo que enseñaba
una versión moderna de sastrería formal bajo sus mantas, chaquetas y sweaters.
El creador Patrick Grant, brazo de prêt-à-porter de Savile Row y de los sastres
Norton & Sons, para la enseña E. Tauz también hizo un guiño de ojo a
Escocia mediante el uso del tartán, volviendo a sus raíces de Edimburgo en un
sentimiento de navegación entre el sentimentalismo y el re-encuentro. Una
colección magnífica. Christopher Kane [uno de los platos fuertes y esperados de
la jornada], no decepcionó. Inspirándose en Frankenstein, el Conde Drácula y la
criatura del Lago Negro, Kane presentó una estupenda colección de estampados en
jaguar y negativos. Cerrada. Katie Eary estalló en color y estampados florales
de última tecnología en modelos vampirescos, Matthew Millar [otro de los
esperados del último día] optó por inspirarse en nuestra más intrínseca
realidad, en la generación de la contención para contener a una generación bajo
el lema “Born to Fail”. Más claro que el agua, en una colección perfecta. El
chino Xander Zhou optó por la inversión en soberbios materiales textiles y
patronajes igual de excepcionales titulando su colección como “Homies”, chicos
para la calle que seguirán pensando como chicos, y se lo harán saber a
cualquiera. Una colección llena de energía y maestría en la confección. Un
verdadero talento. Finalmente [que no fue el último] llegamos a la gran figura,
la súper celebridad y personaje Tom Ford.
En esta, su primera presentación
en la semana británica, expresó su amor por la capital. Organizó una serie de
presentaciones íntimas con grupos de modelos con sus últimos diseños,
diciéndole a quien quisiese escucharlo: “Me gustan las mujeres de la moda y los
hombres en los clásicos”... en fin. Hizo referencia al actor nacido en Bristol
Cary Grant durante la década de 1950 en una colección de chaquetas de traje con
delgadas solapas que hacen referencia a las mismas formas creadas por Daniel
Craig para James Bond. Vamos, que todo aquello remitía a las más elaboradas
ficciones, como no, norteamericanas. Un show, por supuesto, todo, con las telas
más caras que puedan encontrarse en el mercado [incluyendo pieles de zorro o
cualquier cosa que remitiese al glamour, el jet-set y toda aquella horterada
que Ford parece sin entender que en Europa, por los tiempos que corren, ya no
se usa más. Por supuesto, todo aquello a ser éxito de ventas en nuevas economías].
Si no le bastase, en su fanatismo de control confeso y una megalomanía fuera de
control, prohibió la entrada a fotógrafos argumentando que lanzaría sus propias
imágenes. Luego tiró dos perlas. La primera de ellas, ahora que tiene un hijo,
que deseaba enviarlo a estudiar en un internado privado en Londres, y la
segunda, que le gustaría vestir a los príncipes. Por supuesto, muy al estilo
británico, la calificación a todo el universo presentado por Ford el día de
ayer, era preciso: una horterada.
Cerrada la pasarela y con más de
sesenta eventos programados en distintos sitios alrededor de la ciudad, la moda
masculina británica demostró, en tres días, que puede mantener de sobra una
batalla contra París y Milán. El British Fashion Council jugó sus puntos, y muy
fuerte, en la alineación incondicional de marcas británicas como Hackett
London, Margaret Howell, mostrándolos en zig-zag con otros diseñadores
rupturistas como J.W. Anderson o Agi & Sam, además de la triunfalidad de
Alexander McQueen que cambió su presentación habitual desde Milán a casa.
Londres demostró que no se trata de que los hombres pueden acercarse a piezas
extravagantes, sino que exista una exploración entre la ropa de hombre y de las
ideas que la empujan. LONDON COLLECTIONS: MEN fue un éxito, y ahora, tras poder
tirar su aliento a puño cerrado y sobarse los nudillos en el hombro, se acaba
la historia. Londres apaga la luz, porque ya se auto iluminó. Hasta la próxima.
Enhorabuena.
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