Image::MS NOA GRIFFEL PHOTOGRAPHER © NYC::
De esto ya habíamos hablado hace
mucho tiempo atrás, un par de años quizá, del circo que primero representaban
los bloggers que se paseaban como ratas de alcantarilla por las semanas de la
moda, primero para hacerse de una instantánea para subir a sus espacios
virtuales y generar sus propios contenidos para competir con los medios
tradicionales. Con el tiempo aquello fue degenerando para convertirse ellos
mismos, en un ataque desesperado de garbeo, en una suerte de celebridad. Luego
le siguieron la estela editoras de moda primerizas que lo vieron como
oportunidad de negocio para generar flujos de caja privados montando
colecciones para firmas de lujo, primero, y de retail después. Y lo han hecho,
y les ha ido estupendamente. Lo extraño de todo esto, es que recién ahora, una
de las periodistas más reputadas del área en los medios de comunicación, Suzy
Menkes, caiga en ello... para seros
sincero, su último artículo en “The International Herald Tribune”, publicado en
vísperas de la semana de la moda de la ciudad estadounidense, resulta bastante
gracioso [por no decir que te descojonabas de la risa]. Vamos a desgranar un
poco, a ver qué sale de todo esto. Seguro que se lo pasa en grande. Empecemos.
Siendo el espacio que ahora mismo
visitan, uno de los más antiguos referido a moda desde que se abrieron
masivamente las nuevas autopistas de la información tecnológica, y el primero dedicado
al área completamente en lengua española, os contaré un poco de historia. Fue
hace ya casi seis años cuando empezaron, junto a quién os escribe, los bloggers
Scott Schuman, su novia Garance Doré, Diane Pernet con su particular disfraz, e
Yvan Rodic, por ese tiempo radicado en Londres. Fue en Europa donde nacieron
los primeros pasos de lo que se convertiría en un fenómeno global. Los bloggers
usaban el servidor blogspot.com para sus contenidos y luego los sitios
myspace.com e iqon.com para su autopromoción. Aquello era una fantasía. Eran
una piña virtual junto a diseñadores, modelos, fotógrafos y editores que no
pasaban más allá de los mil, repartidos entre Nueva York, Barcelona, París y
Londres principalmente. Posterior a eso, casi de forma inmediata, apareció la
ya universal red social facebook, y luego todo lo demás. En ello también fueron
los primeros, cuando todo el resto estaba aún atemorizado por dejar a la merced
de cualquiera su privacidad. A estos bloggers, sin embargo, les valía madres.
No tenían nada que esconder y la idea era, precisamente, ser ubicables. Pero
pasaba que ese grupo de gente no tenía, en ese tiempo, la intención de hacerse
celebridades ni muchísimo menos. En lo que a moda se refería, en Europa, era
todo más bies discreto... en la discreción reinaba la elegancia, y esa debía
ser la premisa. Y esa gente trabajaba muy duro, desde la independencia, para a
partir de la virtualidad, pasar a extender su trabajo a revistas y periódicos,
medios de comunicación en papel donde era muy difícil entrar. El tiempo avanzó,
y efectivamente, toda esa gente entró a la oficialidad de una industria,
primero editorial, y luego dentro de la industria textil misma. De la mano
publicaban libros, generaban vínculos con esos diseñadores, editores, modelos y
fotógrafos que ya se conocían desde varios años e iban todos a los mismos
sitios, se cruzaban y se lo pasaban en grande. Era una época muy romántica. Por
supuesto, aquello tendría un fin. Siempre lo tiene. Todos lo sabían, asi que
había que aprovechar el minuto, hasta que todos, o prácticamente todos, pasaran
por la importancia de sus trabajos a ser parte del establishment. Hoy en día
toda esa gente supera ya los treintas, y pese a que se mantienen en la
industria, lo hacen desde fuera. Poco y nada se les ve la cara, a menos que por
opción propia, algunos, hayan optado por esa modalidad. Y después de la crisis,
se ha vuelto casi una necesidad... pero tampoco para todos.
Sigamos. A los tipos les fue
bien. Pero les fue bien por un trabajo enorme. Apareció una nueva camada, gente
muy joven que alucinaba con ellos, y pensaron que siguiendo su mismo modus
operandi, es decir, abrirse sus espacios en sitios gratuitos y tirando de la
copia subirían y aún más rápido. También sucedió así, siendo que internet y
toda suerte de servicios avanzaban [y siguen avanzando, a pasos de gigante]. En
esa nueva generación aparecerían los llamados ego-bloggers, chicos y chicas
agraciados que se autodisparaban fotografías con looks propios, y como siempre
hay que generar contenido, se les dió un espacio dentro de los medios
establecidos como experimento para ver si funcionaban. Cuales conejillos de
indias, fueron otro suceso, porque ya cualquier joven común y corriente con
aspiraciones a la fama, fuese de donde fuese, podría tener la misma
oportunidad. Las marcas entraron en el juego y la cosa se democratizó y subió
como la espuma. [En ese momento, ya los primeros bloggers, miraban todo ese
circo con recelo y la ceja en alto...les resultaban patéticos... en fin]. El
tiempo siguió corriendo, y esas criaturas entraron en los desfiles a sentarse
al lado de editores de revistas enormes y periódicos de prestigio... daba
verguenza ajena, la verdad. Las marcas lo olieron, y fueron a por ellos. En ese
punto, las criaturas en una cosa normal de la juventud, de repente, se pensaron
que su palabra tenía el mismo peso que esos editores, y empezaron a
desafiarlos... ¿Qué os pacere? Hay que tener morro, ¿no? Pero bueno, y como si
fuese poco, después las mismas editoras de moda [en otro ataque de garbeo]
trataron de ponerse por encima de ellos convirtiéndose, ellas mismas, en parte
del mismo circo, y a ratos han logrado superarlos.
Ahora bien. De esos primeros
bloggers, hoy convertidos en autores o editores, que en su tiempo se
disfrazaban en trajes de sastre para hacer lo suyo o se inventaban credenciales
para entrar a los backstages, o que se gastaban lo que no tenían para viajar de
ciudad en ciudad para fotografiar a lo más guapo que hubiera por sus calles... ¿se
piensan, honestamente, que van al jardín de Tuileries o al Lincoln Center a
poner un pie entre medio de todo ese circo?... la respuesta es no. Y con horror
ven cómo una importante cantidad de personas, son estafadas en cursos o
programas de másters para convertirse en bloggers de moda ilusionados con sus
quince minutos de fama en plena era de los reality shows, esa horterada parida
en América y exportada a todo el mundo como una pandemia, o con esas
editoras-payaso cutres que hacen quedar mal a sus propias colegas de profesión
disfrazándose de vaya uno a saber qué... pues mi querida Suzy Menkes debería
haber prestado antes más atención. Seguramente aquello le parecía una humorada
de juventud, hasta que se dió cuenta que se escapó de las manos, y se fue,
literalmente, al carajo. Pues a ver ahora cómo se la montan. Ni siquiera esos
bloggers que en sus inicios fueron pura vanguardia con sus disparon lo eran,
siendo que Bill [Cunningham] era ya el primero. Con respecto a los que
escribían, puedo aseguraros que siguen manteniendo el mismo respeto de antaño
por esas periodistas de cabeceras [en su tiempo admiradas antes de la crisis de
credibilidad de la prensa], pese a estar o no estar de acuerdo. Créame que no
los verá tan fácilmente, porque a lo mejor, siguen sabiendo cuáles son las
bases de este mundo, de la moda. No los logró flipar nadie. Como dice la
querida Suzy, jugar al rey Canuto de contener la ola de cosas relativas a la
moda digital está condenado al fracaso, pero tal vez, haya, dentro de poco, que
mover sigilosamente los desfiles [mientras los payasos siguen afuera con su
show] a lugares diferentes y secretos, con la audiencia justa de profesionales
dedicados a eso, a moda, y no a estar de moda [sin bloggers ni payasos], y
vestidos, probablemente, como antes, de arriba a abajo, en negro. Que siga la función.
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