Image::MR WALTER PFEIFFER PHOTOGRAPHER © ZURICH::
El pasado cinco de este mes, el
periódico español “El Confidencial” publicaba un artículo firmado por el
periodista Víctor Lenore, donde hablaba de la contracultura, y específicamente
del fenómeno “VICE”, de propiedad de nuestro colega Shane Smith y hoy por hoy,
convertido en un fabuloso conglomerado internacional de comunicaciones. En ese
artículo, Lenore, también autor del libro “CT o la Cultura de la Transición”,
despotrica contra Shane, VICE y otros cuantos etiquetándolos como “Contracultura
de Derechas”... muy grave lo de Lenore. Grave en el sentido de no llegar a
entender del todo el fenómeno de la actual contracultura y quedándose adozado a
lo que en la década de los setenta se entendía por tal. Lenore debería saber
que las cosas han cambiado mucho desde entonces. Dispara contra los modernos y
los “gafapastas”, tilda de pijos a toda una nueva camada de artistas de toda
suerte de áreas creativas, pasando desde lo editorial a lo musical en un tono
despectivo que a más de uno le entrarían ganas de ir a por él a la redacción de
ese periódico, agarrarlo del cuello contra la pared y partirle la cara. Por
supuesto, Shane, muy él, se ha encargado de responderle a través de un artículo
tan desproporcionadamente irónico como soberbio, y con justa razón.
Sin pretender defender a esos
colegas, habría que volver a recordar a Lenore qué es lo que se entiende por
contracultura, dada su especialización en el tema. Aquello, sin embargo, no es
tarea fácil, menos en estos tiempos, donde todo va cambiando a velocidad de
vértigo. Fue por ahí en mil novecientos sesenta y ocho cuando el catedrático
Theodore Roszak inventaba el término, refiriéndose a él como un movimiento
organizado y visible cuya realización viene determinada por las aspiraciones y
sueños de un grupo social marginal, y en eso, Lenore tiene plena razón. Sin
embargo caballeros, debemos recordar que esa contracultura se asociaba, en ese
tiempo específico, a situaciones globales igual de específicas, que eran fenómenos
sociales diversos, pero solo en apariencias. Al final vendrían a
circunferenciar un solo todo: el pacifismo anti-Vietnam, una primera conciencia
ecológica, los intentos de experimentar la realidad de otra manera en
corrientes donde se unían las preocupaciones políticas, las culturales novedosas
y la que ponía sobre la mesa la pregunta de si podía cambiarse la forma de
abordar la realidad. Esos mismos tres ejes vuelven a repetirse, pero con un
dinamismo y efervescencia dirigidas hacia otros temas, como lo son las redes
sociales y la tecnología, la crisis sistémica, la indignificación del abusado
sistema capitalista o la igualdad de derechos. Y en ello, no incumbe sólo a esos
grupos marginales, sino también a las clases medias, y también a esos “pijos” a
los que Lerone tan despectivamente se refiere, y eso no quiere decir, en ningún
caso, que se trate de una derecha. Esa aseveración es una absoluta imbecilidad,
y os lo digo con pleno conocimiento de causa, aunque suene a un pedante.
No es ni bueno ni malo,
simplemente es diferente. Y es diferente primero por la razón explicada
anteriormente, y segundo, porque no pueden compararse los niveles educacionales
de la actualidad con los sesenta o setenta, donde sin luga a dudas, eran
infinitamente mejores, por mucha marginalidad de la que tal o cual proviniese.
Hoy en día, la educación es tan insuficiente que los artistas que pretendiesen
participar de una contracultura, no podrían aspirar a hacerlo sin tener mejor
educación, o más preparación en lo que a cultura se refiere, ¿Por qué? Porque
la contracultura debe permanecer en las vértices del establishment, afuera, pero
debe tener una calidad igual y hasta superior que la del establishment, porque
para que la contracultura sea realmente lo que es, debe darse de ostias con ese
establishment, y aquello, en nuestros días, resulta sino imposible, muy difícil
si no dominas esos temas fundamentales de los que la contracultura debe
preocuparse, que son la contestación política, social y cultural, y de ahí
crear vanguardias que pongan en tela de juicio a las normas establecidas y a un
sistema. Y antes, pese a lo que se cree, tampoco distaba tanto de esta
concepción. Debes estar preparado para enfrentarte a ello, desde las puntas, y
muy bien como para poder saltar por sobre sus espaldas y si quieres darte
garbeo, en un triple salto mortal, caer de pie, darte vuelta y reirte en su
puta cara. Y ya. Si al final, como decía Roszak, en todo esto se vuelve a
repetir el elemento central que alimenta a la contracultura y el underground,
que es la importancia de que cada uno de nosotros se convierta en una persona,
entera e integral en la que se ponga de manifiesto un sentido de experiencia
verdadera de la variedad humana, la idea de haberse reconciliado uno mismo con
una realidad vasta, expandiendo la personalidad que se consigue abriéndose con
ingenuidad a la experiencia, y eso, hoy, a contrario de los sesenta y setenta,
es algo que pueden hacer todos, porque todos, simplemente, están hartos de
todo, pobres, clases medias y ricos por igual.
Usted no puede atacar a VICE,
como dice Lenore, por hacer bromas contra negros, homosexuales o pobres, porque
VICE no se ríe de ellos, sino que se ríe de todos, sea Usted amarillo, marrón o
escarlata, y si Shane ha tenido la inteligencia de ver cómo se iba transformando
el mundo frente a sus ojos, y presentía ese desplazamiento sociocultural antes
que el resto, y lo puso en práctica con una literatura o periodismo al puro
estilo mojo, y encima con eso se enriqueció, y a lo grande, pues bien por él, y
eso no es razón para tildarlo de derechista, eso es de idiota, disculpando la
expresión, claro está. A los que mejor les va yendo dentro de la actual
contracultura, son a los que son capaces de ver con claridad esos tres aspectos
de los que hablábamos más arriba, meterles a todos un palo por donde todos
sabemos y que a su vez, integran a ello un orden intrincado, implicado y
complejo representado por el movimiento, el cambio, la fluctuación y la
fluidez. ¿Por qué? Porque nuestra realidad, hoy, es un caos, así de simple. Son
los capaces de percibir las diferentes manifestaciones artísticas
entremezclando caos y orden de forma orgánica, tratando de gestar un orden
superior en el desorden y pulsando en cada vez más dispositivos de mediación.
Sea la persona de menores o mayores recursos, la contracultura de la actualidad
es fabricada por el que sea capaz de dar valor a la libertad señores, que es
una cualidad de la mente y el corazón que no es patrimonio de ninguna
corporación ni institución educativa o creativa atrapada en la tecnocracia de
las que muy pocos están siendo capaces de escapar desde entonces, por eso van
girando la cabeza a esa nueva contracultura.
Y si les queda alguna duda, es
cosa de que abra una revista, prenda la televisión o se meta a internet, donde
todos los sistemas tecnócratas de información tratan de copiar, con mayor o
menor suerte, la estética de esa nueva contracultura, porque en elegancia y
charmé, les dan clases magistrales, y créame que no son de derechas, tampoco de
izquierdas, y siguen estando fuera, porque están en el centro. Y eso no viene
de nada más que del conocimiento, en una época donde los supuestos punks miran
realities, los subversivos comen en McDonalds y los autores polémicos no saben
quién es Borges... Usted mismo. Siga la ola, o nade contra ella. Esa es el
secreto [desde ahora no más un misterio] de los que producen eso, las
tendencias y la contracultura. Es simplemente, otra forma de mirar el mundo, y
de ahí, a inventar, que no será más que darle en sus narices, como un puñetazo furioso,
pura realidad. Bienvenidos al diez.
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