Image::MR IRVING PENN PHOTOGRAPHER © NEW JERSEY::
Hoy, en el segundo día de la
semana de la moda masculina de París y tras mirar los desfiles de Louis
Vuitton, Dries Van Noten, Yohji Yamamoto e Issey Miyake entre otros, el mundo
de la moda reunida entera en la ciudad de las luces quedaba en silencio tras
conocerse la noticia. Bert Stern acababa de fallecer. A los ochenta y cuatro
años, una de las figuras escenciales para entender la historia de la moda
contemporánea, pues ya no estaba más. La noticia, como era de esperarse, daba
la vuelta al mundo con una rapidez asombrosa, digna de él, de Bert. MR Bert Stern, nacido el tres de
octubre de 1929 en el seno de una familia de judíos inmigrantes en Brooklyn,
Nueva York, tuvo una vida de esas que, como sus compañeros de generación y
profesión, estaban todos acostumbrados, y que por nuestros días, dan clases
magistrales de historias personales, es decir, a lo grande. Hijo de un
retratista de niños, dejó los estudios a los dieciséis años para ponerse a
trabajar en la sala de correos de la revista Look. Ahí haría amistad, gracias a
un interés común por las mujeres hermosas, con un joven Stanley Kubrick que por
ese entonces era fotógrafo de aquella publicación. Pasado un tiempo y a pesar
de su falta de formación, Bert se convirtió en asistente y protegido del
director de arte Hershal Bramson, lo que luego lo llevaría a conseguir un
trabajo como director de arte en la revista Mayfair. Ahí se compraría una
cámara, aprendería a desarrollar la película y a hacer hojas de contacto, y
comenzó a tomar sus propias imágenes.
En 1951, la carrera de Bert se
vió violentamente interrumpida por la Guerra de Corea, siendo reclutado por el
Ejército de los Estados Unidos. Pero en lugar de ser enviado a Corea, fue
desviado a Japón y asignado al departamento fotográfico, donde aprendió a usar
una cámara de cine, disparando imágenes de las noticias para el ejército
mientras disparaba por sí mismo fotos fijas. Acabada la guerra, regresó a la
gran manzana y su primer encargo le fue hecho por su antiguo jefe Bramson, que
entonces trabajaba para una pequeña agencia de publicidad. El trabajo sería la
nueva campaña del vodka Smirnoff, en 1955. Mientras caminando por la Quinta
Avenida con una copa de martini llena de agua en busca de inspiración, Stern
advirtió el Plaza Hotel, que se invirtió en el cristal de la copa, que actuaba
como una lente, y se volvió la imagen al revés. Esto le dio la idea de
fotografiar a la Pirámide de Giza boca abajo en el cristal, y se fue a Egipto
para capturar la imagen. Así, disparó un sencillo primer plano de una copa de
martini en el calor del desierto egipcio con la Gran Pirámide de Giza brillando
en el fondo. Gracias a esta imagen, un crítico norteamericano llamaría a la
fotografía de Stern como la responsable de "la ruptura más influyente en
la fotografía publicitaria tradicional" de su época. ¿Qué le parece? Bert.
Posterior a eso, Stern ayudaría a
revolucionar Madison Avenue y el mundo de la publicidad en los años sesenta,
transformando la fotografía comercial simple en una rama del arte conceptual
[logro y figura en la que se inspira la actual serie televisiva Mad Men], junto
a otros de sus contemporáneos como Irving Penn o Richard Avedon, quienes
reinventaron el vocabulario de las revistas de moda, ¿Cómo? Transformando el
uso de la fotografía como un medio de ilustrar textos publicitarios, a usarla a
ella misma como imagen publicitaria en su fin propio, en imágenes claras,
despejadas. Asimismo, Bert en su faceta
de retratista, capturó a algunas de las mujeres más hermosas de su época, como
Elizabeth Taylor, Audrey Hepburn, Sophia Loren, Brigitte Bardot, Twiggy o a la
actriz Sue Lyon con trece años y sus gafas rojas en forma de corazón, que se
convirtío en el cartel promocional de la controvertida película “Lolita” de su
amigo Stanley Kubrick, en 1962. Ese mismo año, habiéndose unido ya a la revista
Vogue, fue invitado a Roma por la Twentieth Century Fox para fotografiar a
Elizabeth Taylor en el set de Cleopatra. Ahí, en el estudio de rodaje romano,
Richard Burton, a quien Stern ya había fotografiado en su estudio de Nueva
York, estaba jugando a Marco Antonio y comenzó un romance con Elizabeth Taylor.
Stern rápidamente se hizo amigo de ambos y fue capaz de disparar las más
sinceras y divertidas imágenes de la pareja cuando estaban juntos off set, que
se han convertido en archivo y culto de la mítica película holywoodense.
Ese mismo año también, y tras el
contrato de carta blanca que Vogue le había concedido a Stern para que
fotografiase lo que le gustara, Bert se dio cuenta en el mes de junio que
Marilyn Monroe nunca había sido fotografiada para la revista, asi que organizó
una sesión en el Bel-Air Hotel, donde se adaptó una de las amplias suites a
modo de estudio. Y ahí se encontró con Marilyn. A sugerencia de Monroe, posó
desnuda envuelta en bufandas, perlas, flores de papel y las sábanas durante una
sesión de doce horas, que terminó en la madrugada. Los editores de Vogue
estaban encantados, y lo enviados de vuelta a fotografiar a Monroe durante dos
días más, durante los que disparó las imágenes en negro y blanco que se
convirtieron en algunos de los retratos de celebridades más íntimos jamás
tomados. Durante esos tres días, Stern disparó 2571 cuadros de la actriz. Vogue
decidió utilizar las imágenes monocromáticas en lugar de los desnudos de color.
Contaba Bert: "Ellos me llamaron para ver los diseños… Había algo
inquietante en ellos. Ese lunes, ella murió ". Y así se convirtió en mito,
en ser las últimas fotografías que se tomaron del ícono Monroe en vida.
A medida que su carrera floreció
a través de la década de los sesenta, la vida personal de Stern se vino abajo,
especialmente provocado por un horario de trabajo agotador [realizaba hasta
siete sesiones al día] con un uso intensivo de anfetaminas. Al final su
matrimonio con la bailarina del New York City Ballet Allegra Kent se derrumbó,
junto con su salud y sus finanzas. Durante su recuperación en España, tuvo la
idea para el libro Pill, una recopilación fotográfica de las diferentes
instantáneas que rodó, como también bodegones sencillos. El libro vendió más de
dieciocho millones de copias y para finales de 1970 Stern había regresado a
Estados Unidos para fotografiar retratos y moda, ya recuperado. En 1983 a través
de un amigo, conoció a Shannah Laumeister, a quien fotografió. Después de una
segunda sesión cuatro años más tarde, se convirtió en su novia y musa, y la
pareja se casó en secreto el año 2009. El año pasado, Laumeister dirigió el
documental “Bert Stern: Original Mad Man, que fue lanzado a principios de este
con enorme repercusión mediática gracias al tirón de la serie televisiva. La
misma Laumeister que hoy acaba de informar de su deceso, tras ocho décadas de
historia y protagonismo en el ojo de ella, de la misma historia. MR Bert Stern.
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