Image::MR STEPHAN C. ARCHETTI PHOTOGRAPHER © GETTY::
Por estos días, los directores y
propietarios de periódicos en todo el globo terráqueo caminan con las manos en
la espalda y la cabeza gacha dando vueltas en círculos. Se detienen, miran a lo
lejos sus ordenadores sobre el escritorio, y vuelven a caminar en círculos. El
olor a una tercera guerra mundial cada vez se hace más fétido. Cada país
incrementa sus problemas internos económicos y sociales disparando las xenofobias,
los racismos y los nacionalismos. La corrupción se encuentra en su apogeo y la
confianza en quienes antiguamente se depositaba la dirección del bienestar
plural y singular está literalmente en los suelos, en todos sitios. En Egipto,
otrora país más estable del mundo árabe, en estos momentos se asesinas civiles
por temas políticos, España y Gran Bretaña se levantan las barbillas y las
cejas por Gibraltar amenazándose silenciosamente mostrando su poderío naval. En
Italia Berlusconi sigue siendo el dueño del país libre como nadie. Rusia
autoriza la persecución a su población homosexual usando unas olimpiadas como escaparate.
Corea del Norte hace desfiles militares al más puro estilo estalinista. En América
Latina sus sociedades están a punto de prenderle fuego a sus edificios públicos,
África es una carnicería y en el país más poderoso del mundo, los escándalos de
espionaje a su propia gente ha vuelto a
demostrar el juego sucio y minar la credibilidad de la hollywoodensemente
promocionada democracia. Naciones Unidas mira para otro sitio sin decir nada,
sin ningún tipo de poder y los civiles, alrededor del mundo entero, aún
pasivos, siguen rechistando cual ratas acorraladas tratando de sobrevivir a sus
miserables vidas. Los multimillonarios son aún más ricos y los pobres
incrementan su miseria. Y el mundo sigue su curso, demostrando la soberbia de
su propia imbecilidad.
Pero los directores y
propietarios no dan vueltas en círculos por todos estos temas, divulgados a
través de sus medios según la conveniencia de ellos mismos o de fulano o
mengano [como ha sido desde su nacimiento], sino preguntándose, todos, qué se
traerá entre manos Bezos [MR Jeff Bezos]. ¿Le suena? Sino le suena, lo ubicaré
un poco. Se trata de un ex empleado de Wall Street que se dedicaba a investigar
mercados online para un fondo de inversión. Pues bien, mandó todo eso a la
mierda, cogió todos los ahorros de la vida de sus padres [trescientos mil euros
para ser exacto] y con un olfato que ni el mejor perfumista de Chanel o Dior,
fundó una empresa, Cadabra, de venta de libros por internet, que pronto
cambiaría su nombre a “Amazon”, convirtiéndose en el lapso de veinte años, en
una de las empresas más rentables del mundo y él en uno de los 30 de la lista
Forbes. Ahora, con sólo el 1% de su fortuna personal, acaba de hacerse con el
tabloide estadounidense “The Washington Post”, competencia directa del “The New
York Times”, con más de cuatro decenas de premios Pulitzer a su haber a fin de
evitar su desaparición. Y dejó, literalmente, a toda la prensa mundial [Murdoch
incluido] con la boca abierta. Flipados.
¿Por qué hablamos de él y por qué
os hablo de todo esto? Simplemente, porque pareciese ser Bezos quien tendrá la
última palabra para dar un giro radical en el universo de los medios de
comunicación, y como es su costumbre, debiese hacerlo de manera magistral. Se
preguntarán, ahora los directores y propietarios de periódicos, ya no dando
vueltas con las manos en la espalda, sino arriba de sus escritorios con las
manos en la cabeza qué coño hará Bezos. Dirán, seguramente: “¡Bezos! Ese
cabronazo que declaró la desaparición de los periódicos en veinte años, que se
cargó librerías y distribuidoras en todo el mundo creando el “face-to-face”
entre autores/editoriales y lectores pasando de los dos primeros a costos con
los que nadie podía competir, ahora se compra con dinero de bolsillo un emblema
de la prensa mundial… ¡¿Qué coño hará con él?!” y pasa que Bezos no da puntada
sin hilo, por algo le conocen como “El Pirata”. Y así está este embrollo. Y
también pasa que Bezos es un firme creyente en que el cliente tiene la absoluta
prioridad. Le ganó un pleito legal a Apple, hizo caer al presidente de la
histórica “Barnes & Noble”, dona dos millones de dólares a la campaña de
matrimonio homosexual en Washington y ahora compra el tabloide principal de la
ciudad principal del país más importante del mundo. Comentario fuera de tema… eso
es garbo. Y esto recién empieza.
“The New York Times” respondía
ante la noticia de la compra del Post por parte de Bezos “El Times no está en
venta”, cual gato erizado acorralado en una esquina, y es que Bezos no es
cualquiera, es Amazon, y los Sulzberger lo saben mejor que nadie. A decir
verdad, fue de bastante mal gusto por parte de los Sulzberger, pero bueno,
sigamos. En este fascinante escenario surgen, como es normal, toda clase de
quinielas de acuerdo a los métodos de acción que seguirá Bezos, que saben
todos, deberá ser imitado por todos, ¿Por qué? Porque hasta ahora, ningún
medio, ni siquiera el Times, ha sido capaz de encontrar la fórmula para
asimilar el mundo virtual con el impreso sin que ello no signifique un continuo
traspié económico. Y es que ya nadie sabe qué hacer. Los medios están al borde
de la quiebra gracias a internet, y quien entra en la cancha, es precisamente,
uno de los dueños de internet. Es delicioso caballeros, delicioso. Bezos
sostiene que nunca se pagará la información en internet, ¿entonces? Todo es un
símbolo de interrogación.
A su vez se saca a la palestra
las posibles aspiraciones políticas y manipulaciones del poder por parte de
Bezos. Si bien es completamente cierto que desde el nacimiento de la industria
de los medios las inversiones en ellos por parte de políticos y empresarios con
el fin de obtener réditos económicos, políticos o sociales al más puro estilo “Citizen
Kane”, un movimiento como el de Bezos choca de bruces contra la pared en un
momento como este en el que se duda del futuro del periodismo en papel. Ya lo
decía Jean Daniel, el icónico director de “Le Nouvel Observateur” levantando un
ejemplar de “Le Monde” y espetando: “Un día este papel será un suplemento de
una web de internet”. ¿Será entonces el Post un posible medio para adquirir
otros contenidos de pago?, ¿Qué estrategia usará Bezos, cuando la suya,
conocida por todo Cristo ha sido la de obtener beneficios con el uso posterior
del producto, no con su compra inicial?, ¿Qué hará Bezos, al ser conocido su
inclinación por los libros impresos y con una mujer novelista? Al ser personal
su inversión en el Post, se dice que tampoco es claro que el periódico le sirva
de escaparate para Amazon y que quizá le servirá para influir en Washington,
donde se dirimen las leyes de internet, como aquella otra que se tramita sobre
impuestos al comercio electrónico… y Bezos si puede ahorrar, créanme Ustedes
caballeros que lo hace. Mire a la propia Amazon… ¿Será acaso Bezos el próximo
Rupert Murdoch, o el próximo Citizen Kan?, ¿Se da cuenta Usted del tamaño de
todo este lío? Probablemente si. ¿Y si Bezos encuentra la piedra filosofal y la
registra, y todo aquel medio que pretenda imitarla tenga que pagar lo que no
pueda por imitarla y acabe por venderse al propio Bezos antes de desaparecer?...
¿Y si Bezos encuentra la misma fórmula para la prensa que para los compradores
digitales en lo que a cercanía respecte, que acabe tan contento con la
información del Post y siga la estrategia anterior para que la suya sea la última
y definitiva palabra de lo que las masas “deban” saber y acatar como ciertas? Use
su imaginación. Usted mismo. Estamos todos expectantes. Veremos qué sucederá y
cual será, en todo esto, valga la redundancia, el papel de Amazon.
No hay comentarios:
Publicar un comentario