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4.10.14

PRÓXIMAS TENDENCIAS EN MODA

Image::MR CHARLES PLATIAU PHOTOGRAPHER © PARIS::


París clausuró hace nada la tanda de semanas de la moda de las principales capitales de la industria para la próxima temporada SS 2015. La evaluación general de lo ocurrido en Milán, Nueva York, Londres y París es de un completo y absoluto caos. Existe prácticamente de todo, y cuando digo todo, es todo. Desde sábanas a modo de túnicas hasta pesados abrigos y calcetas de lana en pleno periodo bajo 40 grados a la sombra. Las casas fueron “altamente creativas” al integrar para la primavera-verano flores y rayas… vamos, que todos pasaron de todo.


De novedades, Jean Paul Gaultier dejaba el prêt-à-porter por no estar de acuerdo con el vertiginoso tirabuzón que ha engullido a no pocos diseñadores “despidiéndose” con una fiesta-desfile por todo lo alto con Rossy de Palma como maestra de ceremonias; Peter Copping dejaba el cargo de Director Creativo en Nina Ricci para dejar paso al francés Guillaume Henry; Jonathan Anderson debutaba en la casa española Loewe; Fallecía Gaby Aghion, la elegante fundadora de la firma Chloé; Nicolas Ghesquière usaba su tercera colección para el símbolo de LVMH, Louis Vuitton, con el fin de presentar en público la fastuosa fundación del grupo; Hermès solucionaba sus pleitos con el mismo conglomerado de Bernard Arnault y sobre todo, el cotilleo de todo París era el posible fichaje de John Galliano como nuevo cerebro de la icónica Maison Martin Margiela. Así y todo, nada deslumbró.


Sin embargo, el gran hilo conductor fue la inspiración en los años setenta por gran parte de firmas, en su más amplio sentido de la palabra. Tristeza, era la palabra más repetida, y es que los setenta no fueron del todo alegres. Si bien de definió por su diversidad de estilos, el ojo estaba puesto en lo retro con las flores como sus principales protagonistas en su propia revolución. Trajes, largos vestidos, pantalones pata de elefante, otros ajustados, mucha lycra, zapatones de taco y botas se unían de la mano con el conflicto árabe-israelí, el final de la guerra de Vietnam, la crisis del petróleo, el escándalo político Watergate que acabó con la renuncia de Richard Nixon, la desintegración de la Unión Soviética, el más alto equilibrio económico de los países escandinavos, la subida al poder de la radicalidad islámica basada en la Sharia, los golpes de Estado en América Latina, la muerte de Franco… un sinnúmero de hechos que parecen, como si fuesen cíclicos, volver a repetirse… la nueva tensión entre Israel y Palestina… los conflictos entre Rusia y Ucrania… la guerra declarada por el primer mundo contra el Estado Islámico… los escándalos políticos telenovelescos de la gran Francia y las monarquías europeas… y un sinfín de nuevos hechos que pareciese, a ratos, remitir a esas mismas tensiones que palpitaron con fuerza en el corazón del mundo hace más de cuarenta años… y la moda, como siempre, lo ha olfateado, quizá, hasta inconscientemente, respirando solamente los aires de los tiempos. Hasta el mismo Karl Lagerfeld, usufructúa nuevamente de la subida del descontento social mundial para colocar dentro del Gran Palais una puesta en escena que ronda lo burdo pero con una envidiable antelación al pasado-futuro para subir al escenario lo real, el momento y de forma publicitariamente efectiva.

Y pasa que somos lo que somos, y si el próximo brochazo de tendencias resulta poco memorable, y se basa por sus características esenciales en una época determinada rescatada casi de forma casual, no tiene más explicación en que nuestros tiempos, los actuales, poseen quizá rasgos similares a esa época, con todos sus sucesos y conflictos, y nuestra creatividad y/o motivación, es, por consiguiente, igual de similar. No tiene mucho misterio la verdad… Son las próximas tendencias en moda.

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