Image::EVA K. SALVI PHOTOGRAPHER © LONDON::
“Ser exitoso, tener salud, amor, dinero,
en fin… ser feliz”, es la respuesta que más se repite al momento de preguntar a
cualquier personal cuál es el fin último de su vida. Un sacerdote jesuita una
vez me dijo que la felicidad no existía, que era solo un momento y no duraba
demasiado, que el hombre caminaba toda su vida en tratar de buscar eso, la
felicidad, y aún en su lecho de muerte, no era capaz de encontrarla, porque si
la encontrase, no tendría otro fin en su vida, nada por qué vivir… eso
significaba, saqué por descarte, que si la felicidad duraba tan poco, que eran
sólo momentos, entonces debería llenar mi vida de esos “momentos”, y hacer
todas las locuras inimaginables para llenar mi propia vida de eso, de
felicidad. Hasta ahora, ha dado resultados, aunque la gente te tilde de loco,
loco de atar, y es que la gente señores no está acostumbrada a que de un minuto
a otro encontrarse con alguna excentricidad, con alguna locura, o que alguien,
de la nada, le demuestre concretamente cariño, bondad o misericordia. El mundo
es tan hijo de puta y tan lleno de pesadillas echas realidad que muchos han
perdido eso, la capacidad de ser felices, incluso con todo el dinero del mundo
en los bolsillos.
Ayer, la WIN/Gallup International
ha publicado el mapamundi de la felicidad, situando increíblemente a Europa
como el más infeliz de la tierra, encabezado por Italia, Francia, Rumanía,
Bulgaria, Letonia y Grecia. Y si he de escribir sobre esto, la felicidad, es
porque ayer, primer día de año nuevo y casi como una coincidencia con la publicación
del barómetro de WIN/Gallup, me compartieran el documental “HAPPY” de RokoBelic, una ópera prima que mide a nivel internacional este tema y que entrega
una visión bastante acertada de su existencia, su inexistencia y el por qué de
ambas. También el documental dedicado al libro “El Secreto” sobre la ley de la
atracción, supuestamente empleado por los grandes líderes y poderosos desde el
inicio de los tiempos… un libro que cayese en mis manos hace años, cuyo
contenido es revelador más allá de su caparazón de libro de autoayuda. Y es que
todo, al final, remite a la capacidad propia de sentirse bien, como estado
continuo, no pasajero, y eso se lanza y se devuelve como un boomerang. Y está
comprobado por todas partes, es más, lo puede comprobar Usted mismo. ¿Cómo? Haga
una buena acción y vea cómo se siente después, y cuánto tiempo le dura. Ayude a
una persona sin siquiera se lo pidan, y haga el mismo ejercicio después. Es
increíble cómo afecta positivamente el cerebro, y hasta las hormonas.
¿Y por qué escribir sobre la
felicidad en un blog de moda y tendencias? Porque precisamente la gente que
participa de estos mundos, no parecen muy felices, y eso es una constante que
se repite en todos los años dedicado a esto… y no es grato. Y es que la moda es
un soporífero a estados de angustia, depresión y ansiedad. Alimenta los deseos
de llegar a una supuesta felicidad siendo capaces las personas de conseguirla a
través del dinero, creyendo que la felicidad se puede comprar consiguiendo un Chanel,
un Valentino o un Balenciaga. Es una regla con la que uno trabaja desde que se
levanta por la mañana hasta que se acuesta en la noche. Sin embargo, para poder
mantenerse durante el tiempo en un mundo tan real como irreal, es necesario
tener una cuota grande de humor, enorme, y para eso, se necesita entrenar,
diariamente, y para permanecer en ese constante estado sin depender ni del
alcohol ni de las drogas, pues la única receta es tratar de ayudar, de ser
solidario y generar amistades, sin torpezas. Eso genera un estado de bienestar
personal constante que te mantiene de buen humor, casi cómico, y aquello, como
muy bien revela el secreto de la atracción, se devuelve como ese boomerang
cargado de éxito, dinero, fama y prestigio que son los condimentos que todo el
mundo cree que hacen de alguien una persona feliz… supuestamente.
La felicidad… qué cosa, ¿no? Es
lo mismo en las relaciones de pareja, en la pregunta de ¿cómo uno va a
pretender que otro se sienta a gusto en nuestra compañía, cuando ni siquiera
nosotros nos sentimos a gusto con nosotros mismos?... ¿Cómo otro te va a amar
si no te soportas ni tú?... Y he ahí el gran sentimiento de soledad, que
gatilla como en un revólver la depresión, la gran enfermedad generalizada del
mundo moderno creada, alimentada y robustecida nada más que en nuestra cabeza,
fábrica de todas nuestras enfermedades, mortales incluidas… Simplemente, no lo
puede permitir. Menos hoy, menos viviendo, por casualidad o suerte, en este
mundo contemporáneo lleno de pesadillas. Ser feliz, para todo ser humano,
debiese ser su principal obligación, y para cualquier Estado su obligación para
con la ciudadanía, invertir en la FIB, en la Felicidad Interna Bruta de su
país. Si Fiji y Nigeria, dos de los países más pobres del mundo, son hoy los
más felices, entonces los más desarrollados están cometiendo un error, doblemente
grave. Si aquello de la felicidad es el sueño principal de cada humano sobre el
planeta, y conseguirlo es gratis, una cosa que depende solamente de
intangibles, la gran pregunta aquí es entonces ¡¿Qué coño le pasa a la gente?!
Respóndase Usted mismo.
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