Image::BOSTON'S NPR NEWS STATION © BOSTON::
Hace un par de días, por esas cosas del destino, terminé en una oficina
regional de Getty Images en América Latina. Reunido con Priscilla Parra, su
Country Manager, acabaríamos hablando de algo que hace ya varios años viene
dando vueltas en la cabeza de cualquier persona dedicada a la prensa escrita,
cualquiera sea su forma. Al salir de dicha reunión, la decena de empleados de
la oficina que trabajaban cuando llegué habían desaparecido, al igual que la
luz del sol. Y este tema va precisamente sobre eso, desapariciones.
¿Cuál es el futuro de la prensa digital? Si bien al consultar en Google o
cualquier otro buscador un montón de informaciones, noticias y congresos
abordan el tema de la realidad de la prensa escrita en un presente y futuro
digital (en su traspaso), nadie es capaz de predecir cómo será el futuro de la
prensa escrita en el ámbito digital, o de los propios medios digitales.
Hipótesis hay mil sobre la transformación de la prensa, sin embargo, aún los
periódicos de medio mundo no saben qué hacer, ni mucho menos predecir algo
diferente a la desaparición, mientras dependan en un 80% de publicidad y
mientras el 80% de sus lectores hayan cambiado el papel por la pantalla de un ordenador,
un móvil o un iPad.
En la 16 edición del Congreso de Periodismo Digital de Huesca, los
asistentes concluyeron de forma casi naif de que internet es el presente y
futuro de los proyectos periodísticos más innovadores y menos sujetos a
presiones, que surgen con la única premisa de informar por todos los medios
posibles, según publicaba el diario La Vanguardia hace casi un año atrás. A lo
largo de la última década, los periódicos de la Unión Europea han perdido doce
millones de ejemplares escritos… se habla de la necesidad de una adaptación a
los nuevos hábitos del lector. El gran tema es cómo generar ingresos cuando los
lectores ya se han acostumbrado a recibir la información de manera gratuita y
ya nadie hace caso a la publicidad digital, instalando aplicaciones que
bloquean esos molestos avisos innecesarios en nuestra lectura. La tienen muy, pero
que muy complicada. Primero las “brillantes cabezas” del mundo publicitario y
las “lumbreras” del marketing no encontraron nada mejor que replicar el modo de
avisaje publicitario tradicional de los medios escritos a internet. Su
impresionante descubrimiento y aplicación desembocó en anuncios agresivos,
molestos e intrusivos en la red. Los medios online captan solo un 3% de la
publicidad y los usuarios huyen de ellos. Casi la mitad de los lectores afirma
que ignora de manera sistemática los banners y tan solo un 0,1% hace doble
click cuando el anuncio salta a su pantalla. Tanto los empresarios como las
agencias de publicidad han comprobado que la publicidad online es una auténtica
pesadilla mientras que los anuncios en la prensa de papel son los que producen
mayor impacto en los consumidores. El fracaso radicó en eso, en haber exportado
al mundo digital un modelo publicitario propio del mundo impreso.
En Estados Unidos la prensa escrita ha perdido un 28% de los ingresos
publicitarios, mientras que la digital un 17%. Rupert Murdoch ha optado por privatizar la
información de sus periódicos a través de suscripción online. Murdoch ahora
cobra por todo y ataca por donde puede a Google y Yahoo! Google parece estar en
el epicentro del cambio, y así es. Se los está cargando a todos. Hasta ha
fundado Google News, un modelo de negocio donde usa información de todos los
diarios del mundo sin pagar ni un solo centavo en su buscador, multiplicando
por millones sus usuarios a costo cero. El País, el diario más importante en
nuestra lengua, a pesar de acoplarse y adelantarse a los cambios, no puede. Es
más, se esfuerza en publicar noticias sobre su acoplamiento a Google utilizando
herramientas similares sin ser capaz de ver cómo entregan publicidad gratuita precisamente
a la compañía que terminará por cargársela, o en el mejor de los casos, por
comprarla, si les da la gana, que lo dudo. El proyecto suizo Blasting News,
crea un modelo basado en el periodismo social donde cada redactor gana dinero
basado en las métricas de visitas de cada uno de sus artículos, es decir,
mientras más visitas tenga, más dinero gana. Podría ser una pequeña luz ante un
panorama oscuro que ningún periódico ve porque no han caído aún en la cuenta de
lo que realmente sucede.
El nuevo paradigma de la prensa (con el que se llenan tanto la boca
editores en artículos, simposios y congresos) no es cómo las empresas
periodísticas de comunicación se acoplarán bien o mal al mundo digital para
poder sobrevivir. El verdadero paradigma de la prensa será la desaparición de
la prensa misma como hoy la conocemos para dejar paso a la prensa corporativa,
es decir caballeros, me refiero a que no en poco tiempo más será cada compañía
la que tenga sus propios medios de comunicación. Si ahora mismo Netflix se está
cargando a la televisión por cable, no es de extrañar que en el futuro la gente
leerá el diario propio de Google antes que El País o el The New York Times. Y
no solo el de Google, sino el de cada empresa que verá más factible crear sus
propios medios antes que gastar sumas millonarias en medios que pierde cada vez
más impacto publicitario. ¿Qué pasaría si las grandes empresas decidieran
suspender su inversión publicitaria millonaria en los tabloides más importantes
y en su defecto crear sus propios medios, y de la mano, llevarse a todos los
periodistas de esos mismos tabloides? Sería también una nueva fuente laboral
para miles de periodistas que van siendo despedidos de los medios gracias a la
crisis del papel. Y ya lo estamos viendo con infinidad de empresas que crean
sus propias revistas, periódicos, radios y canales de televisión online. Y ese
será el futuro de los medios, considerando que hoy todo se remite al mundo
corporativo que mueve nuestra economía, hasta a la misma naturaleza y sus recursos
naturales, sea el que sea. Corporativo.
Ante ese panorama, ¿Qué debería hacer
un periódico para subsistir incluso en el mundo digital? Quizá, como ha
empezado a hacer Murdoch, privatizarlo todo. Quizá también, convertirse en
órganos de fiscalización ante una posible prensa inductista corporativa para
asegurar a sus lectores una información verídica, proporcionada, a su vez y en
parte, por organismos fiscalizadores alejados al mundo político u/o
empresarial. Lo cierto es que ese será el futuro de la prensa digital. Su
conversión a una prensa corporativa, una disfrazada, otra más veraz, pero ambas
inclinadas más a la imagen y el video que a lo escrito. Para lo escrito ya
tendremos a Amazon y a su pupilo Washington Post, que lo legitimará
constantemente. Bezos lo ha pensado bien. Ya lo verán. Suerte a los periódicos…
si la tienen.
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