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9.2.17

MELANIA, EL ENIGMA


Image::ASSOCIATED PRESS © WORLDWIDE::


Desde que el pasado 20 de enero, el excéntrico empresario y figura de televisión Donald Trump asumiera el cargo como nuevo presidente de los Estados Unidos, de Melania, la nueva Primera Dama, no se ha visto ni la sombra, excepto este sábado al acudir junto al mandatario a la cena anual de la Cruz Roja en Palm Beach. Más allá de sus primeras dos semanas de silencio, la figura de Melania Trump es un verdadero misterio incluso para los mismos norteamericanos. Su pasado es confuso, inexacto, como si al llegar a los Estados Unidos hubiese cambiado de identidad-que de hecho hizo- para adaptar su nombre a algo “americano”. Todos sabíamos quién era Michelle Obama, una prestigiosa abogada de Chicago graduada en Princeton y Harvard, madre de dos hijas, que había acompañado a su marido durante veintisiete años en un matrimonio tradicional y había logrado ubicarse entre las 10 mejores abogadas del país. El caso de Melania es diametralmente diferente.


Melanija Knavs (Novo Mesto, Eslovenia, 1970) se ha convertido en la nueva primera dama del país más poderoso del mundo. Hija de un vendedor de automóviles y una obrera textil, Melania Trump no registra estudios formales salvo un año incompleto en la carrera de arquitectura, hecho que no le ha impedido cumplir con el sueño americano de hacer algo grande, pero ¿está realmente preparada para serlo? Las imágenes durante el traspaso de mando de Barack Obama parecen imaginar lo contrario al dejar de manifiesto la tensión de la ex modelo en una posición donde parece jamás haber imaginado. ¿Puede una primera dama aparecer a las dos semanas de serlo, en la portada de “Vanity Fair” haciendo gala de más rabiosa ostentación, simulando comer collares y brazaletes de diamantes como si se tratase de un plato de spaghetti?...

Su debut en la carrera electoral a la casa blanca de su marido partió con polémica. Se le acusó de plagiar el discurso que Michelle Obama pronunció el 2008 mientras Barack Obama realizaba su campaña presidencial. Aún en campaña, Melania dio al periódico “Daily Mail” un plazo de 24 horas para disculparse por la publicación de una noticia que afirmaba que había sido una prostituta de lujo en la década de los 90, antes de conocer al nuevo mandatario que venció a la demócrata Hillary Clinton el pasado 8 de noviembre, exigiendo el pago de 150 millones de dólares por injurias y calumnias. Sonando todo más al guion de una película hollywoodense que a un proceso político, América no ha podido estar más fuera de las reglas tradicionales de la sobriedad política, y de repente tenemos a una Primera Dama que viste minifaldas, muestra pechos de infarto y luce diamantes y ajustados vestidos de fiesta en alfombras rojas. De esa vida de oligarca ruso, Melania Trump parece acorralada dentro de los muros de la casa blanca, donde sus esfuerzos por imitar a Betty Ford o Jackie Kennedy parecen no sentarle bien, parece sentirse incómoda y acartonada sin saber muy bien cómo reaccionar ni qué hacer.

Melania es un enigma, donde muchos se preguntan qué hará una chica que posó desnuda para la revista GQ -en el avión privado del magnate- al frente de las obligaciones de una primera dama. El desconcierto mundial de la elección del republicano que ya ha dictado levantar un muro en la frontera con México y prohibir la entrada de inmigrantes árabes, que dice que el cambio climático es un invento de China y que ha sido acusado por decenas de mujeres de acoso sexual, suma la imagen de esta mujer de 45 años, de pocas palabras y que aún no tiene un secretario social, ni un director de comunicaciones, ni un director de staff como afirma la reportera de la Casa Blanca para la CNN Kate Bennet.


Sin embargo, parece ser que Melania Trump es una mujer inteligente. Domina, aparte del esloveno, los idiomas inglés, serbo-croata, francés, alemán e italiano. De un metro ochenta de estatura y 60 kilos de peso, Knavs conoció a Trump durante una fiesta en 1998 en Nueva York. Se casaron en 2005 y un año después nacía Barron, hijo único de la mediática pareja. Está por verse de qué forma la eslovena se moverá en los pasillos de Washington como la mujer, desde hoy, con más atención pública en el planeta. Hasta que eso ocurra, Melania Trump sigue siendo un enigma. 

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