PERFIL: HEDI SLIMANE

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Pocas personas jóvenes han logrado ser tan respetadas y veneradas en el mundo de la moda como Hedi Slimane. Hoy le toca su turno, disfrutar de sus quince minutos de fama que de seguro, seguirán multiplicándose en pro de una respetable valoración artística del sector. Le gusta meter las narices donde no debe, insertarse en los círculos donde no ha sido invitado. No ha quedado otra opción que recibirlo, ante la negación de la envidia, con una enorme sonrisa.

Slimane, como director creativo de Yves Sain Laurent y Dior, meteorizó los flujos de activos en estas marcas (fantasma de sus actuales creativos, que sudan por superar una vara casi inalcanzable) y gracias a particulares proyectos artísticos su figura paulatinamente se ha transformado en un ícono de culto internacional. A Slimane poco parece importarle. Un tipo de apariencia tranquila, débil casi frágil, de rasgos sutiles y contextura delgada, un señorito de enormes y expresivos ojos claros. Garrafal error el apropiarse de este juicio, ya que el treintañero es actualmente reconocido como uno de los más reveldes electrodos negativos en la industria de la moda, un verdadero violentador y provocador y no sólo en el sector textil. Las artes y la música también fueron, y siguen siendo, víctimas de una estrepitosa genialidad.

En estas últimas dos áreas me detengo, y prosigo hasta Castilla y León, donde Agustín Pérez Rubio, comisario y conservador jefe del MUSAC concibió lo que es desde el 17 de mayo pasado "Hedi Slimane MUSAC Project", una exposición personal que reflexiona sobre los fenómenos de la cultura "fan" y "teen" en la música. Lo suyo es una instalación en donde el artista (su verdadera profesión) posibilita a los espectadores vivir la sensación de estar en una real sala de conciertos como público, también en el escenario, en el backstage, etc. Claves del montaje son las
fotografías que el autor viene disparando en el mundo del rock desde hace años, especialmente las instantáneas de la última edición del prestigioso festival de Benicàssim. Esta exposición es también el escenario del lanzamiento de "Rocky Diary", un libro en donde Slimane presenta fotografías y textos sobre su particular visión del rock. Fans del FIB 2007, Lovefoxxx, Amy Whinehouse y Pete Doherty son algunos de los retratados, que quienes se acerquen al museo leonés tendrán el privilegio de ver hasta principios de septiembre.

La importancia de la obra de Slimane radica en el valor del gesto. A través de la herramienta tiempo es capaz de inmortalizar pequeños valores del cuerpo: el sudor de los rizos rubios de un fan en pleno concierto, el brillo en las lentejuelas de un swater mezclado con el pelo desordenado de su jóven propietaria en éxtasis, la nuca de Amy Whinehouse cubierta por una poca cuidada melena, un Pete Doherty en Londres, cerrando los ojos y cubriendo su rostro con chaqueta y sombrero de gángster, la enardescencia enfurecida de las masas jóvenes, el efecto momentáneo de la gloria producida por los fármacos, ese es el universo Slimane, un universo directo y complejo con pequeños detalles de carácter universal. Sea la razón por la cual además de preparar todas las colecciones de YSL y Dior, haya fotografiado todas las campañas de la marca, saltando desde un shooting a la galería Almine Rech de París.

Todos sabemos que cada cierto lapsus de tiempo, el mundo de la moda tiene que producir a estos electrodos negativos que generan una renovación necesaria para revitalizar el mercado. Da la impresión que Slimane lo sabía muy bien, y aguardó pacientemente a llegar al círculo oficial y una vez establecido, hacer el "crash" y general el torbellino... desde adentro. La industria de la moda lo respaldaría... ya estaba dentro. Pero cierto es también que después de otro lapsus, son relegados a la marginalidad para colocar al próximo palo blanco. Sin embargo, después de cruzarme con sus ojos en el MUSAC, unos ojos inteligentes, me convencí que Hedi no saldría de aquí tan fácilmente, no lo tiene entre sus planes, y sé que llegado el minuto del caos, ese atractivo y revelde genio sabrá perfectamente qué hacer. Lo merecías.