Imágen::MANUEL DIUMENJÓ PHOTOGRAPHER BCN::
"No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento". Con esta frase de Víctor Hugo me adelanto al artículo del próximo 080 Barcelona Fashion, que en un poco más de diez días verá su nueva edición, acompañada durante tres jornadas por "The Brandery", la feria de moda urbana que la Fira creó tras la emigración del mítico Bread & Butter a Berlín, su ciudad de orígen. Bibian Blue, Cardona Bonache, Celia Vela, Crommorc, Heal, Jan Iú Mes, Juan Antonio Avalos, Karlota Laspalas, Krizia Robustela, Manuel Bolaño, Martin Lamothe, Miriam Ponsa, Montse Liarte, Stefania Borras, Songzio, Tramando, Yiorgos Eleftheriades y el neoyorkino Tim Hamilton presentarán a prueba de fuego sus últimas colecciones en tres días de absoluta locura, como ya es habitual. Para el sector independiente local, si lo hace bien, sea quizás una oportunidad única para su definitiva internacionalización y posicionamiento en el mercado global. ¿Por qué? Porque lo que ha sucedido a lo largo del dos mil nueve no ha sido bueno ni malo. Simplemente ha sido necesario. Al tomar un poco de perspectiva, concluímos que las crisis no son más que puntos de inflexión en nuestra larga historia de transformaciones sociales y económicas. En realidad, son el puente entre lo que somos y lo que estamos destinados a ser, y en su caso, podría llegar a ser un absoluto acierto. Dependerá sólo de nosotros. Como que el agua es agua.
Si los diseñadores locales, como totalidad, logran en esta ocasión abocarse en una obsesiva detención por los detalles, es decir, coherenciar desde la relación prenda-calzado hasta sus estilismos-puesta en escena, cautivando por sobre el resto a la prensa internacional, al mismo tiempo que se genere una verdadera coordinación mediática, aparte de medios tradicionales, en los virtuales disrruptivos y redes sociales entre el circuito internacional con una promoción agresiva y continua hasta en sus extremos, sus efectos podrían transformarse en un completo fenómeno de avance no sólo para ellos, sino para toda la ciudad. En la pregunta de por qué es tan importante para una marca de prestigio el país en el que se daten sus productos, pesa como un cubo de acero el mundo de los llamados intangibles, de los valores que el cliente de lujo atribuye a una marca y que lo lleve a estar dispuesto por pagar cantidades frioleras por esos atributos asociados. Para España no es tan importante en éste sector específico porque nunca se ha beneficiado excesivamente del "made in Spain", eso importa más a la industria de países como Francia o Italia. En el caso particular del país galo, el comité Colbert, que defiende los intereses de las setenta principales empresas del sector, refuerza la idea de que la manufactura es sólo una parte del proceso, que incluye también el diseño, la distribución y las comunicaciones. Es garantía de su plusvalía.
En esta edición del 080, el circuito local representado por estos creadores pondrá sus últimas apuestas sobre una pasarela, horizontalmente, en un momento donde las mejores enseñas del mundo quieren estar en la ciudad y por una razón muy sencilla. En este instante, gracias a la crisis, las ciudades europeas son mejor inversión para la cadena del lujo, y específicamente, en los últimos años Barcelona se ha desarrollado en una dirección que la ha colocado en el perfil de ubicación ambicionada por firmas internacionales, aunque aún permanezca en segunda división respecto a otras metrópolis como Londres, Nueva York o París. Ahora debemos nosotros hacer un esfuerzo. Nos toca. La implantación de las grandes enseñas en las principales vías de la ciudad en los últimos cinco años, así como la afluencia masiva de turistas extranjeros, ha colocado a Barcelona en la red de ciudades de referencia, tiene todos los ingredientes para ser el diamante del sur de Europa. Si se hacen las cosas bien caballeros, nuestra querida ciudad no tendrá competencia. Las ciudades italianas son un caos, por no hablar de Atenas que es un sálvese quién pueda y Estambul es demasiado grande y aún tiene algunas zonas oscuras relacionadas con el fundamentalismo religioso. Nuestra tarea es, por tanto, poner a la ciudad por todo lo alto, y para eso, debe haber repercusión internacional, y para conseguir eso, hay que hacer un buen trabajo, mejor que ningún otro. Como le dije a uno de los diseñadores que presentarán colección: "Be a motherfucker, pero sé de los buenos, un caballero, un buen motherfucker". Y es verdad, porque nuestro sector local, que abarca tiendas centenarias, firmas de moda, productos de cosmética o proyectos editoriales, empiezan a organizarse para reivindicarse como motor de crecimiento de la ciudad. Las primeras fueron las revistas, quienes se apoyaron entre ellas en vez de competir y obtuvieron como sector editorial respetabilidad internacional, como conjunto. Les siguieron los diseñadores, pilares unos de otros, y ahora toman nota el comercio premium de la urbe, lanzando plataformas para aglutinar este sector atomizado y transversal. La crisis ha sido un muy duro golpe para todos. Para la industria que nos toca, ha registrado caídas de hasta un 30%. Las empresas de lujo se han dado cuenta que las reglas de juego también son para ellos, que la burbuja en la que han vivido los últimos años de prosperidad ha desaparecido, y han empezado a reaccionar. Y eso es un pro, de primer orden.
Supongo que algunos criticarán, para variar, el hecho de defender lo creado en la ciudad y a la misma ciudad. La respuesta es única y simple: porque es fresco, desenfadado, discreto y mediterráneo, que son, precisamente, los valores universales que resucitarán tras esta crisis. Por esa misma razón, en esta ocasión, la oportunidad es igual de única, igual de simple. Por eso la ciudad debe encontrar su propia vía para explotar el concepto que propone; elaborar estrategias y políticas encaminadas a hacer de Barcelona la ciudad de lujo del sur de Europa. Eso generará ocupación hotelera, dinamizará la hostelería, la vida nocturna y fabricará el aumento de nuevos puestos de trabajo. El gobierno o no lo hará o tardará en hacerlo, porque está más preocupado en este minuto por sus disputas territoriales internas y la protección de intereses particulares y políticos antes que de generar un rápido y dinámico aumento del Estado de Bienestar. Debemos pues, ser nosotros mismos quienes nos adelantemos y lo hagamos primero. Créanme, sería un ejemplo internacional sin parangón. Dependerá de nosotros. Las marcas internacionales son importantes, claro está, pero tenemos que vender mejor nuestras propias firmas porque son las que hacen que Barcelona sea una ciudad diferente de París o Nueva York. Si queremos destacar en Europa, remover el gallinero y estar de una vez por todas en el circuito del shooping internacional, tenemos que explotar nuestra propia identidad, seamos originarios o residentes, sin distinción ni discriminación alguna, porque Barcelona ya no es capital de Cataluña, sino una metrópolis internacional, y eso ya nadie lo puede negar. Para que un lujo tenga éxito, lo más importante es la población local y cómo se integra en la comunidad. La clientela internacional busca la ciudad asociada a una marca, pero lo que te da nivel y prestigio son los ciudadanos locales, y eso se gana con el tiempo, solamente, porque éste sector se compone de tres factores imprescindibles: tradición, calidad e innovación. Muchas veces la industria francesa o italiana se olvidan del factor innovación, y eso es vital. En eso, Barcelona puede aportar una importantísima plusvalía. Ya lo hace. Tampoco hay que olvidar que los grandes imperios de productos y servicios están volviendo a invertir en Europa, porque es el mercado menos saturado en este momento. Y el riesgo más grande para la industria es la sobrecapacidad. En Asia y Estados Unidos hay sobrecapacidad, abrumadora, mientras que en Europa hay márgen para crecer, porque todo es más pequeño, no se precisa tanta inversión, todo es más fácil de llenar y por ende más sencillo de gestionar. Otro punto a favor.
Que París brille por sus pieles, Milán por sus lentejuelas, Londres por su underground y Barcelona por la innovación, tajante y aplomante. Ahora mismo la destreza necesaria para la manufactura de productos hace difícil transferir producción a un país de bajo coste, y también porque los consumidores desean beneficiarse de productos excepcionales, y en eso, una parte importante del precio puede dedicarse a costes de manufactura y trabajo, mientras se desarrolla un movimiento de cerebros que pasa precisamente por poner en valor los productos que están hechos en casa, pero de forma prudente y precavida, no como el ejemplo italiano, que ha decidido endurecer el uso del "Hecho en Italia" con una nueva normativa en donde esa expresión sólo puede atribuirse a artículos completamente elaborados en el país y que contempla sanciones de hasta doscientos cincuenta mil euros por su incumplimiento. Una estrategia bastante estúpida, más dirigida a crear una suerte de élite dentro de las marcas italianas que tiene un efecto proteccionista, nocivo para su propia economía. En eso nosotros no debemos caer. Sería de imbécil. La normativa europea no obliga a fijar el país de procedencia de un producto de la Organización Mundial de Comercio, pero la mayoría sí lo especifican porque se importan o exportan también fuera de la Unión Europea. FEDECON, la patronal de la confección en España defiende a su vez que toda prenda debe tener un diseño y una calidad que debe corresponderse con su precio, y esa calidad tiene que pagarse en cualquier país en el que se haga, también en Asia. Con respecto al sector de la moda en Barcelona y España, el problema fue que comenzaron a crear la casa por el tejado y faltaba lo más esencial, que eran los pilares sobre los que sostenerla. Ya tomamos las notas pertinentes: que la economía es como un tablero de juego que hemos incrustado sobre la naturaleza, en el que a través del dinero se relacionan e interactúan tres jugadores principales: el sistema, las empresas y los seres humanos, como dice Vilaseca, y todo ello regulado por leyes diseñadas por los Estados, que a la vez están sujetas a una ley superior conocida desde la lógica como "causa y efecto".
La industria de la moda independiente española empieza a sacar brillo de su modelo; uno que otro nombre de los participantes en esta edición también lo hará sobre una de las grandes pasarelas internacionales, y deberemos defenderlo y apoyarlo entre todos. Debemos evitar tirar piedras en nuestro propio tejado y no perjudicar a nuestras marcas, porque si alguno pretende hacerlo, se ganará un enemigo sin necesidad alguna, por simple vicio. En exactamente doce días, estaré sentando en primera fila como testigo de lo que sean capaces de hacer; también los entrevistaré; estarán protegidos y apoyados por una de las web de comercialización más respetadas del planeta y algunos de los proyectos editoriales concebidos en esta ciudad, hoy, convertidos en instituciones, a nivel internacional, y con credibilidad. Háganlos quedar bien, cómanse esa pasarela, por Ustedes mismos y por su ciudad. Es lo que necesitamos todos para meteorizarlos, para desafiar a parisinos, milaneses, neoyorkinos y londinenses sin agachar la cabeza, ante ninguno. Algunas colecciones ya las vi, y estoy seguro, darán una gran sorpresa. Háganme quedar bien chicos, me hrán un honor, monumental. Felicitaciones y mucha suerte damas y caballeros, para todos. Ustedes se lo merecen, han trabajado duro para lograrlo, a por ellos. Dependerá de Ustedes, sólo de Ustedes. Nosotros estaremos detrás.
2 comentarios:
Gran artículo! Lo he compartido en twitter.
http://twitter.com/Tina_KTH
Besos desde Kill the Heel
me encanta que hayas elegido mi foto.
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